La producción de cerámica de lustre en Egipto se redujo notablemente con el derrocamiento de la corte fatimita en 1171 y su subsiguiente pérdida de poder, lo que obligó a emigrar a muchos artesanos. Muchos ceramistas de lustre volvieron a Mesopotamia y Persia.
En Rakka, Mesopotamia, se produjo cerámica de lustre similar a la hecha anteriormente en Egipto, aunque más tarde cambió el estilo de la decoración y se copió el estilo más miniaturizado de los decoradores persas. Siguiendo el estilo de la producción contemporánea de la cerámica minai, los dibujos se hicieron generalmente más pequeños y más complejos. Las figuras se colocaban a menudo en dibujos formales de follaje, a veces representadas a caballo; fueron comunes los animales y pájaros y más tarde se utilizaron paneles para dividir los dibujos.
La primera cerámica de lustre persa conocida se hizo en Rayy, cerca de Teherán, con la decoración muy parecida a la producida en Egipto, aunque pintada con un estilo más tosco y se fechó en 1179. Generalmente las cerámicas carecen del refinamiento de las hechas con anterioridad en Egipto, o de las que se hicieron después en Persia. Los dibujos se utilizaban a menudo en combinación con pintura azul, bajo un vidriado verdoso. Ocasionalmente las vasijas se tallaban en relieve con ornamentación de arabescos combinada con inscripciones neskhi.
La cerámica de lustre hecha en Kashan, el otro centro principal de producción de Persia, se caracterizó por la densidad de detalles que se rascaban a través del lustre pintado antes de la cocción. La extensión del Imperio mongol, que a la vez unió China, Rusia, India y Persia, trajo mucha influencia china, evidente en los vestidos y en la fina ornamentación representada en las vasijas.
Kashan fue una de las pocas ciudades que sobrevivieron a la invasión, aunque un relato sugiere que los mongoles, equipados con pólvora, perdonaban a menudo a los artesanos permitiéndoles continuar su trabajo; la producción de cerámica de lustre continuó hasta bien entrado el siglo XIV.