La cerámica otomana eclipsó muchas cerámicas islámicas contemporáneas y su principal centro manufacturero se encontraba en Isnik, cerca de la costa oeste de Asia Menor, en Anatolia occidental, se conoce como cerámica de Isnik, de la que se han identificado tres tipos principales.
Conocida a menudo como Rhodina o Damascena, se caracterizaba por un estilo pintado brillante y vivamente, sobre un engobe de arcilla fina y blanca acabada con un vidriado incoloro brillante y transparente.
Se hicieron grandes bandejas, cuencos con pie, jarros, aguamaniles, lámparas, cajas para plumas y azulejos para los muros, con una pasta de arcilla arenosa y blanquecina. La cerámica de Mileto se realizó con una arcilla roja recubierta con una capa de engobe blanco.
La decoración pintada incluía generalmente azul cobalto profundo, turquesa, verde y morado. Después se añadía un color rojo marrón vivo, conocido como tronco armenio, el cual tenía que aplicarse espeso y, en consecuencia, sobresalía por encima de la restante decoración. Los motivos y dibujos se basaban en representaciones naturalistas de flores, claveles, rosas, tulipanes y jacintos, mientras que las orlas se llenaban a menudo con arabescos y volutas. El estilo comienza a finales del siglo XV, deteriorándose y cesando finalmente hacia finales del siglo XVII.