Las cerámicas Tang y Ching pai, de la dinastía china Sung (960-1279 d.C.), se importaron a Persia hacia el final del siglo x y principios del XI. Ambas eran cerámicas blancas finas, con vidriado blanco marfil o blanco azulado.
Estas cerámicas, con su pasta vitrificada dura, estimularon a los ceramistas islámicos, quienes inventaron una nueva pasta artificial con la que ensayar y hacer vasijas similares. Una pasta artificial de arcilla había sido utilizada anteriormente por los mesopotámicos y los egipcios, para la producción de cerámica de fayenza, pero no se sabe si existe o no una relación directa.
Un largo trabajo sobre la técnica de los ceramistas Selyúcidas, escrito en 1301 d.C., explica cómo se preparaba esta pasta. A la arcilla se añadían guijarros de cuarzo machacados y molidos, más una frita alcalina de potasa y bórax.
El resultado era un cuarzo de pasta blanda translúcido de baja temperatura, similar al que se produjo más tarde en Europa en el siglo XVIII y una imitación bastante buena de la porcelana genuina. Como pasta de arcilla debió haber sido difícil de trabajar, a causa de su falta de plasticidad, pero era bastante resistente cuando se cocía y permitía hacer paredes delgadas.
El resultado fue una pasta más blanca, más fina y más dura que la de las cerámicas anteriores. Se conseguían mayores efectos de translucidez perforando las paredes con pequeños agujeros, que a continuación se cubrían con vidriado. Esto elevaba el efecto de transparencia del conjunto, lográndose una gran delicadeza. Muchos de estos cuencos estaban decorados con dibujos tallados. El cuarzo pulverizado y la frita alcalina, cuando se mezclan con agua, sirven como un excelente vidriado.
Puesto que el vidriado y la pasta funden fácilmente, se ajustan entre sí sin peligro de desconchado del vidriado. A veces estos vidriados se coloreaban añadiéndoles óxidos metálicos de cobre y cobalto, y en los vidriados de base alcalina producían vivos y profundos colores azules y turquesas. También se hicieron otros colores que incluían el morado suave, amarillo, verde y marrón.
Las cerámicas blancas que datan de mediados del siglo XII, son raras y se hicieron mayores cantidades a medida que mejoraba la pericia. Es difícil valorar la naturaleza refinada de estas vasijas, hechas en el siglo XIII, y su delicadeza ha sido raramente igualada.
Más tarde se utilizaron moldes para la producción de vasos facetados que imitaban el trabajo del metal. La definición de la ornamentación moldeada carece de la claridad de la decoración tallada, pero su aspecto es rico y agradable. Los moldes fueron también de uso corriente para la producción de azulejos.
La decoración de las cerámicas selyúcidas estaba a menudo tallada en bandas alrededor de los cuencos, o en paneles en los cuencos facetados. Los temas estaban tratados con un estilo rítmico y a menudo las inscripciones neskhi estaban entrelazadas con follaje.
Cuenco selyúcida de barro cocido blanco. Decoración floral incisa, bajo vidriado morado. Persia, probablemente Rayy. Aproximadamente 1150 d.C. Diámetro 20 cm. (Victoria and Albert Museum, Londres.)