Primer época hitita


La llegada de las tribus indoeuropeas a Asia Menor hacia finales del III milenio detuvo el poder de la civilización hatti en todos los territorios anatólicos, como se constata en la fase de Troya que corresponde a este momento.
Se conoce la existencia de un cierto número de ciudades-estado de Anatolia central, en el primer cuarto del II milenio, que estaban dirigidas por pequeños potentados: Kanesh (Nesa), Kussara, Hattusa, Zalpa y Puruskanda. Algunas no descubiertas aún tienen su origen en principados indígenas, es decir, pequeños Estados hatti. Después de las inmigraciones de los indoeuropeos cayeron gradualmente en manos de los soberanos hititas. La más importante de estas ciudades fue Kanesh, la actual Kültepe, cerca de Kayseri, donde se encuentran los primeros indicios de la cultura hitita. Identificada con la Nesa hitita, esta ciudad es una prueba de la llegada de los hititas a una antigua ciudad hatti hacia 1800 a.C.
La escritura fue utilizada en esta localidad, como demuestra el hallazgo de miles de tabletas asirías escritas en caracteres cuneiformes. El arte excepcional de los hititas se desarrolla a partir del encuentro de estas dos culturas: la indígena hatti y la de los inmigrantes indoeuropeos. De forma general, se puede decir que los conquistadores respetaron la religión y las costumbres indígenas y se adaptaron a las condiciones locales. La adopción por parte de los hititas de nombres de lugares y de nombres propios hatti demuestra claramente que la fusión de los dos elementos étnicos fue total.
El nivel artístico alcanzado en este primer período se manifiesta claramente en la cerámica monocroma, que demuestra el desarrollo de la tradición indígena. Destacan las jarras de pico largo de superficie roja, cuyo brillo imita las superficies metálicas. El arte hitita desarrollado durante la Edad del Hierro se conoce a veces como arte siro-hitita. Aparte de la tradición indígena es importante destacar la influencia egipcia en algunos elementos, tales como las construcciones megalíticas, las esculturas y la importancia de la esfinge. De otras regiones como Mesopotamia adoptan la escritura cuneiforme, y aspectos religiosos y literarios. Pero los hititas desarrollaron su propia inconografía y un estilo particular en los monumentos. Especialmente originales son los relieves en la roca viva y la utilización de enormes rocas naturales para esculpir figuras, a veces incluso en su interior.
El arte hitita se caracteriza por su plasticidad. Frecuentemente representa una vida extraña sugiriendo a la vez un movimiento específico. Las composiciones suelen ser simples, con elementos literarios superpuestos, pero también existen composiciones de mayor complejidad. Abundan las escenas de caza, pero sobre todo es la religión la que centra todos los temas, e incluso, en representaciones de escenas de batallas, los protagonistas son divinidades.
Una de las grandes dificultades del arte hitita es su datación, dado el tipo de relieve rupestre y la continuidad de estilos que perviven en muchas ocasiones.
En el III milenio se han datado unas figurillas masculinas, de forma plana y estilizada, y otras que representan animales, como toros, leones, pájaros... Escenas de cacería, escenas en las que los protagonistas son animales depredadores, se adaptan desde el III milenio hasta la Edad del Hierro. Otros objetos que centran la actividad artística de los hititas son las vasijas rituales, en las que se sustituyen las formas anteriores por figuras realistas: son vasos para beber en forma de león o de cabezas de animal (toros, conejos, etc.).
La glíptica, o arte de los sellos, parece una adaptación local de las ideas mesopotámicas. La forma representada en los sellos es la ya conocida: animales de presa, pájaros... Constituyen también un grupo destacado las procesiones de divinidades, siempre composiciones abarrotadas de imágenes. En Acem Hóyük se centra un taller de glíptica con una iconografía y un repertorio riquísimo en imágenes y originalidad.
El nivel cultural alcanzado se pone de manifiesto en yacimientos como Kültepe y Karahóyük que indican la presencia de palacios y templos en esta época.

Inscripción jeroglífica

Inscripción jeroglífica hitita (Museo del Petit Palais, París). Texto cuneiforme inciso sobre piedra, procedente de Karkemish, que refiere la construcción de un edificio por el rey Kutuwa. A principios del II milenio, con la adopción de la escritura cuneiforme de las culturas mesopotámicas, Asia Menor entra en la Historia. Los acadios adoptaron la escritura de los sumerios, el sistema cuneiforme, que en sus inicios fue ideográfico, es decir, representaba con imágenes las ideas que quería expresar: rey, ciudad, dios... y signos para los sonidos simples, siendo conocidos desde mediados del siglo XIX.