El desayuno en la hierba

En 1863, el jurado del Salón de París se había mostrado particularmente severo al rechazar alrededor de 4.000 cuadros, descartando así toda tendencia progresista. En vista de la polémica y los resentimientos que comenzó a suscitar esta excesiva selección, Napoleón III decidió crear el Salon des Refusés (Salón de Rechazados), paralelo al oficial, con el fin de exponer allí una selección de obras descartadas por los jueces. Entre ellas se encontraba la que para numerosos críticos representa el comienzo de la pintura moderna: El desayuno en la hierba (Déjeuner sur l’ herbé).
Aún así, la pintura, presentada por Édouard Manet con el título de Le Bain, despertó numerosas y virulentos comentarios entre los críticos. Refiriéndose a ella, el decano de los críticos realistas Théophile Thoré manifestó: "No puedo adivinar qué puede haberle hecho escoger a un artista inteligente y distinguido una composición tan absurda". Sin embargo, la obra fue celebrada por un grupo de jóvenes que más tarde formarían el movimiento impresionista.
La pintura representa una escena campestre. En primer plano, tres personajes se encuentran sentados en la hierba: una mujer desnuda y dos hombre vestidos a la moda de la época. La mujer, cuyo cuerpo está fuertemente iluminado, dirige su mirada fuera del cuadro y observa sin reservas al espectador. Los dos hombres parecen hablar entre ellos ignorando la desnudez de la dama. Delante del grupo, a la izquierda, encontramos la vestimenta de la mujer, una cesta de frutas y una pieza de pan, dispuestos como una naturaleza muerta.
En segundo plano podemos observar otra mujer, con un vestido ligero, tomando un baño. Este personaje es demasiado grande en comparación con los del primer plano y produce la sensación de estar flotando. El fondo es vaporoso y carece de profundidad, de modo que hace pensar en una escena interior. Esta impresión se ve acentuada por la escasez de sombras. La luz se proyecta a través de las hojas de los árboles sobre la cesta de alimentos y los tres personajes del primer plano y en el claro del fondo, sobre el otro personaje femenino, donde se ubica también el punto de fuga. El color está subordinado por los efectos luminosos.
Manet declaró que el verdadero tema del cuadro era la luz: ese detalle y la pincelada rápida, empastada, que capta la realidad y fugacidad de la escena, constituirán los rasgos que identifiquen luego al impresionismo.
La pintura puede ser interpretada como una versión moderna de Concierto campestre, obra renacentista atribuida Tiziano o a Gorgione, según la fuente. En tanto que la composición, parece derivar de un grabado de Marcantonio Raimondi, El Juicio de París, del siglo XVI, basado a su vez en un dibujo de Rafael. Siguiendo esta interpretación, se puede inferir que Manet propone una recuperación al mismo tiempo que una trasgresión de la tradición pictórica.
La composición del cuadro es, de hecho clásica, de estructura piramidal; y el bodegón antes señalado, en primer término, junto a la figura de la mujer que aparece al fondo, tomada de la iconografía clásica, ayudan a confirmarlo. El óleo mide 208 x 264 cm. y se encuentra en el Musée d'Orsay, París.

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