• Saltar a la navegación principal
  • Saltar al contenido principal

Historia del Arte

  • Inicio

La expansión de un Imperio y su arte (4)

Cada uno de estos gobernadores de frontera tenía una corte y una guardia personal en un castillo-fortaleza con muchas dependencias dentro de un recinto de muralla, a menudo construida sobre la colina artificial o tell de una antigua ciudad mesopotámica, como ya explicamos en profundidad en las páginas dedicadas al arte mesopotámico. Desde allí el príncipe parto o sasánida vigilaba los castros militares bizantinos y visitaba sus guarniciones en los largos períodos de paz o, mejor dicho, de armisticio entre el emperador de Constantinopla y el gran monarca parto o sasánida.

En aquellas cortes fronterizas se había ido creando un estilo artístico que no tenía de clásico, helenístico o bizantino más que cierto sentido de regularización y simetría, pero que, en cambio, aceptaba todos los productos de la fantasía oriental, asociándolos con gusto exquisito. Los elementos vegetales o zoomórficos están esquematizados de tal suerte, que a veces es difícil reconocerlos. La explicación a esta clara tendencia a la sencillez acaso resida en el fuerte contraste de sol y sombra del desierto, que no permitiría distinguir los matices en el claroscuro ni los trazos secundarios en los perfiles.

Dos monumentos árabes mesopotámicos de los primeros tiempos de la conquista muestran claramente la vacilación entre el estilo aún helenístico y bizantino de un lado del Eufrates y el ya saturado de este genio oriental que ha sido reconocido como predominante en la decoración de los castillos persas sasánidas. Uno es el alcázar-palacio de Ksar-Amra, construido por Al-Walid entre los años 712 y 715.

La fecha se ha podido determinar con tal precisión porque en uno de los frescos que decoran las bóvedas está el rey Rodrigo de Toledo entre los vencidos por el Islam.

Este alcázar-palacio de Ksar-Amra es sólo un descansadero o pabellón de caza real en el desierto, por lo que poca información puede proporcionar. En cambio, M’schatta debía de ser residencia con corte y guarnición permanente, tal y como lo demuestra su estructura y su rica ornamentación, en la que destaca el fantástico friso, que, casi milagrosamente, se ha conservado hasta el presente.

Aunque esta fortaleza quedó sin terminar, fue proyectada para mansión en el desierto de uno de los príncipes omeyas de Damasco, probablemente desterrado o retirado allí para vivir con el esplendor de un magnate la vida real del árabe nómada de los días preislámicos.

Desde que el castillo de M’schatta fue descubierto y su magnífico friso trasladado al Museo de Berlín, la edad del monumento ha venido siendo objeto de vivas discusiones que sólo en los últimos tiempos parecen haber llegado a conclusiones más o menos definitivas. De este modo, actualmente no queda ninguna duda de que es islámico, porque se ha identificado una cámara como la mezquita, del siglo II de la Hégira (es decir, fines del siglo VIII d.C).

Casi simultáneamente que Siria y Mesopotamia, los árabes conquistaron Egipto, y para establecer sólidamente su dominación, fundaron una ciudad militar en al-Fustat, cerca del sitio donde después se asentaría El Cairo. Junto al río Nilo, no muy lejos de la capital bizantina, que era Alejandría, El Cairo es aún hoy la ciudad musulmana por excelencia; es la capital de la civilización árabe, el centro de la ciencia islámica. Supera su prestigio cultural al de Medina y Damasco, que, en otro tiempo, fueron las metrópolis del saber musulmán.

Continúa >>>

El arte del Islam

El arte islámico está indisolublemente unido a la expansión del Imperio árabe o musulmán. Aunque conviene realizar, de entrada, una Seguir leyendo...

La expansión de un Imperio y su arte

El Islam es más que una fe, es más que una religión que proporciona unas doctrinas y unos rituales de Seguir leyendo...

La expansión de un Imperio y su arte (1)

Muy difícil se hace referirse extensamente un arte preislámico pues en los alrededores de La Meca no hay ruinas que Seguir leyendo...

La expansión de un Imperio y su arte (2)

En su origen, la mezquita del Profeta en Medina constaba de un solo patio con un escabel sobre una tarima, Seguir leyendo...

La expansión de un Imperio y su arte (3)

Mientras en su primera conquista, Jerusalén, los árabes respetaron los venerables santuarios del Santo Sepulcro y la Ascensión, en Damasco Seguir leyendo...

La expansión de un Imperio y su arte (5)

Al establecer los árabes en Egipto una ciudad militar, no sólo la rodearon de murallas y la protegieron con una Seguir leyendo...