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Historia del Arte

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Vasili Kandinski

Vasili Kandinsky (1866-1944) nació cerca de Moscú. La familia de su madre, de origen báltico, hablaba corrientemente el alemán, lengua que Kandinsky ya aprendió en su infancia, y pronto empezó a familiarizarse con la cultura germánica.

Estos antecedentes tienen interés porque ya hemos señalado que Worringer, en su obra de 1908, publicada en Munich cuando Kandinsky ya residía allí, había descrito la «abstracción» como la categoría artística propia del mundo germánico, nórdico, en su enfrentamiento con la naturaleza hostil; mientras que la categoría opuesta, a la que llamaba Einfühlung, correspondía a la identificación con el objeto (la naturaleza) y la consideraba propia de las civilizaciones clásicas, mediterráneas. En la misma época, otro erudito alemán, Joseph Strzygowsky, estudiando la evolución de los motivos ornamentales, intentaba invertir el punto de vista tradicional de la historia del arte: en su obra Orient oder Rom sostenía que la civilización mediterránea no había creado nada original, que todos sus temas procedían de las culturas orientales, en un inmenso arco que iba desde Persia a las regiones árticas.

Después de su llegada a Munich, en 1896, Kan-dinsky, que había abandonado su carrera de jurista, iniciada en Rusia, estudió pintura en Alemania y viajó mucho (París, Túnez, Italia, Dresde, Berlín). Fueron doce años en los que acumuló mucha experiencia y su pintura pasó por varias fases estilísticas. Conocía bien el fauvismo y el cubismo, pero pensaba que éste, aun cuando se presentase como una revolución, no era más que una revolución dentro del sistema clásico occidental y que tendía, en definitiva, a consolidarlo y generalizarlo, Kandinsky creía que la renovación del arte había de venir de la victoria del irracionalismo oriental sobre el racionalismo artístico de Occidente. Probablemente Kandinsky ya conocía las obras de Worringer y de Strzygowsky cuando fundó la «Nueva Asociación de Artistas» y, después, Der Blaue Reiter.

Todo ello debió influir en la dirección hacia la abstracción que Kandinsky iba a dar al expresionismo. Su primera obra deliberadamente abstracta, la primera obra del arte abstracto contemporáneo, fue una acuarela pintada el año 1910. Pero la influencia más determinante fue su propia experiencia, realizada de forma casi apocalíptica dos años antes, en 1908. He aquí cómo la describió, con sus propias palabras/’Volvía, enfrascado en mis pensamientos, de mis bosquejos, cuando, al abrir la puerta del estudio, me vi de pronto ante un cuadro de belleza indescriptible e incandescente.

Perplejo me detuve mirándolo. El cuadro carecía de todo tema, no describía objeto alguno identificable y estaba totalmente compuesto de brillantes manchas de color. Finalmente, me acerqué más y sólo entonces reconocí lo que aquello era realmente: mi propio cuadro puesto de lado sobre el caballete… Una cosa se me hizo manifiesta: que la objetividad, la descripción de objetos, no era necesaria en mis pinturas y, en realidad, las perjudicaba».

Cuando estalló la guerra, en 1914, Kandinsky huyó de Munich y regresó a Moscú, pasando por Suiza. A partir de 1918, se incorporó a la revolución soviética, ocupándose de organizar las escuelas de arte y los museos de la URSS; pero cuando se produjo la reacción cultural de 1921 y los principios del control burocrático que prefiguraban lo que más tarde sería el estalinismo, Kandinsky regresó a Alemania y -a los pocos meses- aceptó la invitación de Walter Gropius para incorporarse a la Bauhaus o escuela de diseño de Weimar. De sus experiencias como profesor surgió su segundo tratado importante: «Punto y línea en el plano» (1925). Cuando el gobierno nazi clausuró la Bauhaus, Kandinsky se trasladó a París, donde obtuvo la nacionalidad francesa y residió el resto de su vida.

Los últimos vestigios de las apariencias del mundo real no desaparecieron de la obra de Kandinsky hasta después de 1920. Sus Impresiones pintadas en 1911 son su última mirada atrás, hacia la realidad exterior. Los subtítulos que llevan (Fuente, Domingo, Parque, Concierto, etc.) son la clave para interpretar el origen de esos ensueños coloreados. Sus más de cuarenta Improvisaciones son el antecedente directo del expresionismo abstracto o pintura informal que se desarrolló en todo el mundo mucho más tarde, a partir de 1945. Cuando algunas de ellas fueron expuestas en Londres, en 1913, el crítico inglés Roger Fry escribió: «Son pura música visual, y no tengo ninguna duda sobre la posibilidad de expresión emocional con tales signos visuales abstractos».

Finalmente, sus Composiciones son construcciones enormemente calculadas, sobre la base de apuntes previos, cuyas líneas y colores habían sido trazados instintivamente. Estas obras de la última etapa de Kandinsky muestran que su lenguaje se ha hecho totalmente concreto y, al mismo tiempo, trascendental. Su pintura utiliza un lenguaje universal para expresar sentimientos liberados de todo lo que es contingente.

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Vasili Kandinski: Negro y violeta (1923)

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