Figuras de barro

No se puede dejar de hacer referencia a una de las manifestaciones artísticas más idiosincrásicas que los mayas produjeron. De este modo, una síntesis del arte maya, por breve que sea, no puede ignorar las maravillosas esculturas que, pese a su reducido tamaño y a lo deleznable del material en que se hicieron, no dejan de ser obras maestras de escultura: las figuras de barro.
Acostumbrados como se está, quizá, a hablar de grandes obras de arte cuando éstas suponen inmensos edificios, el empleo de materiales nobles o el trabajo de meses o años, las magníficas figurillas de barro que realizaban los mayas hacen comprender que el arte es, por suerte, mucho más que las grandes obras.
Estas figurillas de barro han aparecido en numerosos sitios de los territorios que debieron de habitar los mayas, pero particularmente se han encontrado numerosos ejemplares en Palenque, Jonuta y sobre todo Jaina. A grandes rasgos, estas figurillas, ya sea modeladas a mano o hechas en molde, acaso policromadas todas, ofrecen una variedad increíble de seres (animales, vegetales, humanos, sobrenaturales), una extraordinaria fantasía en el atuendo, una notable diversidad de individuos (hombres, mujeres; señores y gente común; sacerdotes, deidades; parejas humanas o mixtas -hombre o mujer con un animal-, enanos, jugadores de pelota, guerreros, tejedoras, seres atacados por alguna enfermedad o con deformación corporal, etc.).
De nuevo el culto a la muerte vuelve a jugar un papel importante en el arte precolombino. Fabricadas para acompañar a los muertos en la sepultura, quizás a su propia imagen, son representaciones de la vida, por su realismo, su autenticidad, el extraordinario sentido de observación que revelan, la facilidad con que se expresó el artista, o, mejor dicho, toda una legión de artistas desconocidos. Por tanto, se convierten, cientos de años después, en magnífico testimonio de la vida cotidiana de los mayas en los territorios en los que se han hallado.
El arte maya se expresó en multitud de facetas artísticas, como la arquitectura monumental, la escultura o el modelado del estuco y la arcilla, la pintura en los muros o en la cerámica, el tallado de la madera o el grabado de los huesos. Asimismo, tanto los grandes conjuntos arquitectónicos, las estelas de hasta diez metros de altura, los altares monolíticos de varios metros cúbicos, el gigantesco sarcófago palencano de veinticinco toneladas de peso, los murales cubriendo toda la superficie interior de un templo, como los mosaicos y las más pequeñas joyas de jade, las estatuillas de barro o hueso, las escenas pintadas en el fondo de platos, todas las formas y técnicas en que se materializó el genio creador de los mayas, atestiguan que su arte -a nivel universal y en parangón con el arte de las civilizaciones del Viejo Mundo y del resto del continente americano-fue indiscutiblemente un gran arte de la antigüedad. Reconocerlo como tal y difundirlo es un acto elemental de justicia.



Juego de pelota
Juego de pelota (Worcester Art Museum, Massachusetts). En este modelo de cerámica procedente del sur de México se ha representado una escena coral de juego, ritualizado por el pueblo maya con una significación cosmológica. Sentados en unas gradas, unos cuantos personajes observan el ceremonial, que simbolizaba el paso de los astros y el sol, en la forma de la pelota, como fuente de vida.