Quetzalcóatl, la Serpiente Emplumada


Quetzalcóatl fue una de las principales divinidades de los pueblos mexicanos precolombinos. Y a diferencia de otras religiones, que tienen o tuvieron entre sus divinidades más relevantes a violentos dioses de la guerra, Quetzalcóatl está considerado como un dios de costumbres austeras y civilizadas, una divinidad verdaderamente pacífica.
Según cuenta la tradición, Quetzalcóatl llegó a la costa de Veracruz y desde allí inició un periplo por tierras de México. Así, diversos pueblos del México prehispánico lo adoptaron como uno de sus dioses más venerados. De este modo, los toltecas le consideraban un héroe que había sido el responsable de su civilización. Por otro lado, los aztecas, que adoraban a otros muchos dioses, afirmaban que era el creador del mundo.
Las formas en que se ha representado a Quetzalcóatl son muy variadas, aunque una de las más habituales era hacerlo bajo la forma de una serpiente emplumada. Aunque como símbolo de la austeridad y la concordia -era un dios que no necesitaba ni quería sacrificios- también lo encontramos en muchas ocasiones esculpido como un venerable anciano de piel clara y larga y espesa barba blanca.
Precisamente, esta curiosa representación de Quetzalcóatl con una piel más clara que la que caracterizaba a los indígenas fue muy útil a los españoles a su llegada a México, pues hicieron creer a los pobladores del Nuevo Mundo que ellos eran seres de origen divino ya que presentaban rasgos parecidos a los de su venerado Quetzalcóatl.



Serpiente Emplumada enroscada

Serpiente Emplumada enroscada (Museo Nacional de Antropología, Ciudad de México).