En los inicios del llamado período preclásico medio (1300-800 a.C), algunas de las aldeas han crecido hasta transformarse en aglomeraciones de una estructura social más compleja, mientras que nuevas aldeas han hecho su aparición en esta y otras regiones del antiguo México. Uno de estos grandes poblados, Tlatilco (al noroeste de la actual ciudad de México) fue además uno de los primeros de esta zona del valle de México, a orillas del lago Texcoco.
Por otro lado, el nombre con el que actualmente se hace referencia a esta cultura, Tlatilco, es un vocablo náhuatl que significa donde hay cosas ocultas. Esta denominación deriva del hecho de que los nahuas llegaron a la zona cuando la cultura de Tlatilco ya había desaparecido y sólo debían de asomar algunas de sus manifestaciones artísticas entre la espesa vegetación. Tos restos que se han podido hallar reflejan claramente el nivel alcanzado entonces, y las ingenuas estatuillas identificadas como pretty ladies o «mujeres bonitas» constituyen la culminación de este culto a la fertilidad al que se ha hecho referencia.
Más adelante se verá cómo, durante esta misma fase del período preclásico, habrá de surgir en la zona del golfo de México una nueva y pujante cultura, la de los olmecas, cuya influencia se extenderá en muchas direcciones del antiguo México en el último milenio a.C, ejerciendo una profunda mutación en la cultura de algunas regiones que siembran las bases de muchas de las teocracias del llamado período clásico.
Precisamente, cabe distinguir un punto de inflexión en la cultura de Tlatilco con el inicio del influjo de los olmecas. Así, antes de la llegada de éstos, el medio de vida de los habitantes de Tlatilco estaba sostenido fundamentalmente por su actividad de caza y de recolección, y apenas conocían los rudimentos de la agricultura. Asimismo, parece demostrado que andaban siempre o, por lo menos, casi siempre desnudos, pues no se han encontrado restos de vestidos en los yacimientos excavados hasta el momento. Además, tampoco habían creado ningún sistema de escritura.
Así, con el influjo olmeca, la sociedad de Tlatilco se convirtió en una de las primeras de Mesoamérica en desarrollar un moderno y eficaz sistema de agricultura. Por otro lado, como ocurre en tantos yacimientos arqueológicos de la América precolombina, se ha encontrado valiosa información sobre la cultura de sus habitantes en las tumbas de los mismos.
De este modo, las costumbres funerarias de los pobladores de Tlatilco revelan que no construían cementerios, en el sentido estricto de la palabra -es decir, recintos cerrados o claramente identificables- sino que las tumbas están más o menos dispersas, excavadas directamente en la tierra. Los muertos eran enterrados con numerosos objetos de su vida cotidiana, y entre los más abundantes se encuentran los objetos de cerámica, de los cuales destacan, como ya se ha señalado, aquellas hermosas figurillas de barro femeninas.
Pretty Lady o «mujer bonita» de Tlatilco (Museo Nacional de Antropología, Ciudad de México). Esta figura tiene un rostro enigmático con un alto grado de estilización. Modelada en arcilla, denota una técnica perfecta del pastillaje.
Su tocado acaba en un moño que le recoge el cabello sobre la cabeza. Va desnuda, tal como permitía el cálido clima a las mujeres de esta civilización, que basaban su adorno en el tatuaje policromo.
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