El tesoro de Oxus


Las artes suntuarias no faltaban en la producción artística de la dinastía aqueménida. Durante el esplendor de su reinado existieron en Persia talleres de orfebres establecidos en Susa y Persépolis, que fabricaban piezas para luego ser difundidas por todo el Imperio.

Ornamento en forma de león
Ornamento en forma de león (Museo Británico, Londres). Pieza trabajada en oro repujado procedente del tesoro de Oxus, que fue hallado en un templo situado a orillas del río homónimo. La pieza corresponde al período aqueménida (500-400 a.C), cuya colección de oro y plata de este tesoro es la más importante encontrada hasta ahora.

El gusto por la ornamentación, la riqueza y el poder que prodigaba la corte, y otros sectores sociales, fueron factores que favorecieron la labor de estos objetos metalúrgicos. La profusión de adornos, recipientes de lujo y toda clase de complementos se manifiestan en los diversos relieves de Susa. El bello friso que representa a los arqueros de la realeza es buen ejemplo de la importancia que se otorgaba a estos objetos, pues cada uno de los guerreros lleva pulseras en sus muñecas.
La riqueza y sofisticación de los soberanos aqueménidas queda bien reflejada en el impresionante tesoro de Oxus, denominado así por ser hallado precisamente en las cercanías del río Oxus, el actual Amu Daria. Con más de 150 objetos y 1.500 monedas, éstas datadas en su mayoría del El gusto por la ornamentación, la riqueza y el poder que prodigaba la corte, y otros sectores sociales, fueron factores que favorecieron la labor de estos objetos metalúrgicos. La profusión de adornos, recipientes de lujo y toda clase de complementos se manifiestan en los diversos relieves de Susa. El bello friso que representa a los arqueros de la realeza es buen ejemplo de la importancia que se otorgaba a estos objetos, pues cada uno de los guerreros lleva pulseras en sus muñecas.
La riqueza y sofisticación de los soberanos aqueménidas queda bien reflejada en el impresionante tesoro de Oxus, denominado así por ser hallado precisamente en las cercanías del río Oxus, el actual Amu Daria. Con más de 150 objetos y 1.500 monedas, éstas datadas en su mayoría del V al II a.C, es un buen muestrario de la magnificencia artística de la época.
Componen el tesoro de Oxus un conjunto de objetos, monedas, adornos, vasijas, placas votivas, pequeñas esculturas, anillos y brazaletes, de oro y plata, que probablemente perteneció al Templo de la antigua metrópolis de Takti-Sangin, en donde las ofrendas debieron acumularse a lo largo del tiempo, entre el siglo III a.C. y IV d.C. Se cree que en torno al año 200 a.C. quedó enterrado para sustraerlos a robos y saqueos, siendo descubierto en Bactriana en el año 1877.

Brazalete de oro
Brazalete de oro (Victoria & Albert Museum, Londres). Pieza del tesoro de Oxus del siglo v a.C. Los iranios, además de trabajar el bronce con maestría, como lo demuestran los restos encontrados en el Luristán, eran excelentes orfebres, a juzgar por ésta y otras muestras.

La habilidad del arte de los orfebres se manifiesta claramente en mucho de estos objetos preciosos, muestra de fértil crisol de técnicas y motivos entre las culturas de la antigua Asia occidental.
La abundancia de joyas, entre ellas brazaletes, torques y pendientes, revela una fabricación en serie. Asimismo, predomina la utilización de la incrustación en oro de piedras polícromas, técnica que se perpetuó en el arte oriental y pervivió, por contacto y difusión, hasta época medieval.
Se repite el viejo motivo iranio de los animales enfrentados en los extremos de las asas de los recipientes, en las ánforas, y de los brazaletes abiertos. La afición persa por los vasos de metal precioso en detrimento del vaso pintado se manifiesta en las vajillas reales de plata, en el característico ritón y en las ánforas con asas zoomorfas. La decoración con motivos animalísticos de muchos de estos utensilios es un alarde de gran imaginación por parte de los orfebres.
Los ritones, o vaso ritual, eran un tipo de vasijas en forma de cuerno que generalmente se utilizaban para contener el agua empleada para las purificaciones antes de los sacrificios. Realizadas en su mayoría en oro, por norma general acostumbraban a tener la fisonomía de un león, ya que era el símbolo por excelencia de la realeza. Dentro de este conjunto de piezas de gran valor, también sobresalen objetos votivos, como el que representa un carro tirado por cuatro caballos, fabricado en oro, donde la parte delantera aparece una cabeza similar a la del dios egipcio Bes.