Paul Klee

Maske Furcht, Máscara del miedo

1932
Óleo sobre yuta, 100,4x57,1 cm.
Nueva York, The Museum of Modern Art.
Las obras anteriores a la definitiva instauración del régimen nazi en Alemania y el inicio de la II Guerra Mundial se caracterizan por una angustia que aumenta conforme se aproximan estas amenazas. Obras como El colegial (1933), Tachado de la lista (1933), El miedo (1934) y Máscara del miedo expresan, de manera diferenciada y con estilo heterogéneo, este sentimiento de miedo y de oposición al conflicto y a los horrores del nazismo. En el centro de estas obras se halla siempre la figura humana, siguiendo una directriz que de vez en cuando aflora en la producción de Klee. Hacia mediados de los años veinte habían aparecido retratos y figuras de actores en la imaginería del artista, pero ahora esta iconografía se carga de una angustia inédita, eludiendo la anterior dosis de ironía.
Atrayentes, monstruosos, humanos en lo posible: éstos son los rasgos, aparentemente contradictorios, que se dejan ver de inmediato en estas máscaras y rostros. El óvalo alargado de esta Máscara del miedo domina en el centro ante un fondo poco más oscuro. Hay escaso contraste y el espacio en que tiene el sujeto para respirar es verdaderamente exiguo, un estrecho contorno de color verde agua. La expresión de la máscara, aun mostrándose como el primer momento de la aparición del terror que será típico de obras poco posteriores, deja traslucir todavía una especie de postrera e ilusa ironía, un extremo intento de desdramatización que oculta una realidad más tenebrosa. La cabeza parece corresponder al cuerpo de la figura en su totalidad, constituyendo así el paradigma de un estado de ánimo (el miedo, justamente), sobre el cual el organismo entero, constante y trágicamente, se ve obligado a caminar (véanse a este respecto las cuatro "patas" que asoman en la parte inferior de la figura).

Máscara del miedo  

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