Paul Klee

Senecio

1922
Óleo sobre imprimación de yeso sobre gasa sobre cartón, 40,5 x 38,4 cm.
Basilea, Kunstmuseum.
Un ejemplo del procedimiento utilizado por Klee en muchos cuadros de figuras humanas es Senecio, que se inserta en una serie de obras que muestran máscaras. En este caso, la cabeza redonda del sujeto es una circunferencia subdividida en su interior y cuyo dibujo deja ver el método utilizado y la génesis del proceso: se manifiesta aquí, rozando la abstracción, un verdadero juego de habilidad compuesto de líneas y figuras geométricas: Véanse por ejemplo las cejas: una en forma de perfecto triángulo, la otra un arco de círculo perfecto, como la circunferencia de toda la cara.
A mitad de camino entre humano adulto y niño, tiene un tótulo, Senecio, que alude al nombre de una flor venenosa y al célebre filósofo Séneca. El conjunto se transforma en una máscara ambigua y dramática, similar a la de Arlequín, cuyo atavío se cita en los colores a cuadros del rostro y del borde del traje, y cuya máscara evocan los rasgos del aquél.
Hay que considerarlo como parte de una pequeña serie de obras sobre el tema del teatro, el actor y la ambigüedad inherente a la representación artística, al ser humano y a sus ilusiones. Ya en 1905, en los grabados titulados Invenciones, Klee había abordado esta temática, sobre la cual volverá con frecuencia, por ejemplo en el Cómico, donde el rostro del hombre sale por detrás de la máscara levantada, mostrando un aspecto igualmente grotesco. A comienzos de los años veinte hay tres obras importantes al respecto: el Actor, el Clown y Senecio. Éste presenta el aire encantado e irónico que las obras de Klee adquirirán en su madurez, cuando triunfa la ironía, una especie de despreocupación típica de los niños: son aspectos que conviven, aquí como en otros cuadros, con un sentido agudamente dramático que se expresará con fuerza sólo en los años del "exilio" y la II Guerra Mundial.

 

senecio  

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