André Masson

Los aldeanos (1927)

André Masson

n. 1896 en Balagny-sur-Thérain, f. 1987 en París

Óleo y arena sobre lienzo, 80,5 x 64,5 cm
París, Musée National d'Art Moderne, Centre Pompidou

Para sus amigos, que a principios de la década de 1920 se reunían con regularidad en su casa de la Rué Blomet de París -entre ellos estaban Antonin Artaud, Robert Desnos y Michel Leiris-, tenía una «clara conciencia de la ambigüedad inherente al ser humano». ¿Qué significa esta expresión en relación con las obras de Masson? Entendiendo la ambigüedad como falta de coherencia entre el pensamiento y la acción humana, entre el sentir y el actuar, estos dos conceptos yuxtapuestos, sin unión ni conexión, pueden aplicarse a una pintura que debe interpretarse en dos niveles.
Por una parte, la materialidad de los cuadros de Masson transporta sentimientos, estados de ánimo y una atmósfera específica y, por otra, sobre este fondo aparece un dibujo lineal que, aunque parece abstracto, no deja de alumbrar figuras, objetos y cosas reconocibles. Aparentemente, estos elementos figurativos surgen de la misma línea, al margen del control consciente del artista. Se trataría de una definición abreviada del dessin automatique imaginado por Bretón, una especie de dibujo automático que alumbra imágenes cuasisis-mográficas, sustraídas al control racional del artista.
Los dibujos de André Masson calificados de dessin automatique (dibujo automático) presentan un tejido de líneas que inicialmente de hecho producen la impresión de una red formada casualmente. Sólo tras una visión más detenida se perciben formas susceptibles de ser nombradas como son, por ejemplo, las extremidades -pies y manos- del dibujo de 1925/1926 aquí reproducido, en cuyos espacios libres, se ven a su vez ojos, rostros y genitales. La impresión de un proceso creador no controlado y espontáneo se resuelve a favor de una percepción de la representación que parece modificarse ante los ojos del espectador, a quien descubre toda una serie de aspectos siempre nuevos.
Tan decisiva al menos como la influencia del surrealismo en la obra de Masson fueron su precoz vocación artística, su formación académica y su interés por Nietzsche y la literatura y la mitología antiguas. Con esta pasión abordó Masson sus grandes temas: luchas, masacres, imágenes heroicas. Siempre se trata de representaciones de personas no conscientes de su destino, a las que la corriente de la vida arrastra sin posibilidad de defenderse, a merced de sus instintos. Lo mismo cabe decir de los protagonistas de Los aldeanos (Les Villageois), cuyo perfil, inscrito en su fondo arenoso, abarca todo su mundo vital. La línea que dibuja el ojo de la figura rural del centro del cuadro incluye también otros elementos de su entorno elegidos arbitrariamente: un gallo, cabezas de aves, un pie ancho que proyecta sombra, una marca plástica y roja que sugiere muerte y violencia. La existencia de los «aldeanos» está también marcada por los colores ocres y por la materialidad de la arena. Son parte de la naturaleza que los conforma; a partir de ella el artista los crea, sobre todo, gracias al recurso de cubrir el lienzo con arena.

Los aldeanos  

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