Max Ernst

Loplop presenta una flor o Figura antropomórfica y flor concha (1930)

Max Ernst

n. 1891 en Brühl (cerca de Colonia), f. 1976 en París

Óleo y collage sobre madera contrachapada, 99 x 81 cm.
Ginebra., Galeriejan Krugier, Ditesheim & Cié
En sus notas autobiográficas, Max Ernst presenta a Loplop, su álter ego, como «segundo personaje principal de la novela: Loplop, alias Vogelobre Hornebom». En el catálogo de una exposición de Max Ernst en 1930 en la galena Vignon de París se dice: «Loplop presenta a Loplop (fantasma privado encadenado a Max Ernst, algunas veces alado, pero siempre masculino). Al menos para los seguidores de la serie de cuadros dominados por Loplop de principios de la década de 1930, esta observación resulta muy interesante, pues en ella se constata, por un lado, la función de presentación del personaje y, por otro, su íntima vinculación con Max Ernst.
Loplop aparece en el cuadro Loplop presenta una flor o Figura antropomórfica y flor concha (Loplop présente une fleur o Figure anthropomorfe et fleur coquillage) como comentarista y presentador, aunque no se le dota de la gestualidad y de la mímica habituales en la vieja pintura de historia, sino que su cuerpo sirve de caballete en el que se encajan y dejan las obras. El Loplop que presenta una flor es un representante característico de su género: sobre un cuerpo rectangular de amplias superficies, que se apoya en pies anchos, con características de estrado, se asienta una cabeza de gallo que produce un efecto de ingenuidad. Es el único ser vivo del cuadro y en cierta medida ejerce las funciones de enlace del espectador, que se enfrenta no a uno, sino a varios cuadros. De todos modos, la esperanza de un comentario aclaratorio se frustra. Loplop no ofrece ninguna explicación de los cuadros que presenta. No establece ninguna relación ni crea ningún vínculo de unión entre las partes de la obra agrupadas en forma de collage, que se caracterizan por un tratamiento técnico distinto en cada caso.
Loplop, que sobre todo es insolente, nos implica en un juego de confusiones visual. Mezcla irónicamente referencias a cuadros y decoraciones móviles artísticas y relativiza las referencias a la realidad y los engaños ilusionistas. Da la impresión de afirmar que ya no debe tomarse en serio el arte en su forma tradicional, como cuadro de caballete. Cualquier tipo de dramatismo está fuera de lugar, indicación que se visualiza plenamente en un cuadro de Loplop posterior, Loplop presenta la Marsellesa. En la obra, la cabeza de Loplop se sustituye por un capitel de columna, fórmula de dignidad que no impide que el cuadro presentado resulte extraordinariamente cómico e irónico. Loplop, que presenta la pintura a la manera habitual -como caballete sobre un trípode ancho-, aparece en la misma obra que señala. Esta vez se muestra como una rozagante figura femenina con cabeza de pájaro que, sentada en un trono, parece cantar o dirigir La Marsellesa con amplitud de gestos. Pero la parodia no se limita a esta interpretación del himno nacional francés. En el cuadro no hay nada que deba tomarse en serio; la representación misma es un engaño. Apoyándose en la técnica del frottage, Max Ernst compone su dibujo con las estructuras más diversas, que, por su heterogeneidad alteran y cuestionan la clásica unidad plástica.

Loplop presenta una flor o Figura antropomórfica y flor concha  

VOLVER