Salvador Dalí

Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor
de una granada un segundo antes de despertar (1944)

Salvador Dalí

n. 1904 en Figueras, f. 1989 en Figueras

Óleo sobre lienzo, 51 x 40,5 cm.
Madrid Museo Thyssen-Bornemisza
El centro de Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes de despertar (Revé causé par le vol d'une abeille autour d'une grenade, une seconde avant l'éveil), este cuadro onírico complejo y virtuosamente pintado, es Gala, la esposa de Salvador Dalí. ¿Es ella la que sueña o es simplemente parte de una visión del pintor o del espectador? Tanto la construcción espacial del cuadro como su compleja estructura temporal hacen difícil encontrar una respuesta unívoca a esta pregunta, que aborda los verdaderos problemas de la obra.
Gala dormida flota en el mar desnuda y tendida sobre una placa de piedra. La superficie del agua luminosamente azul está sobrenaturalmente tranquila, como subrayando el silencio mágico del acontecimiento pictórico en el cielo. Se trata de una escena plena de dramatismo. De una granada surge un pez y de su boca, la cabeza y las patas delanteras de un tigre, de cuyas fauces, a su vez, salta otro tigre. Finalmente el cuerpo del segundo felino, en disposición de ataque y lanzado hacia la durmiente desnuda, se prolonga en un fusil con la bayoneta calada cuya punta se clava en el brazo de Gala. La picadura de abeja sugerida en el título del cuadro constituye una amenaza real para la durmiente, quien en sueños la transforma en una picadura simbólica, ideológicamente cercana a muchos otros cuadros y representaciones.
En esta pintura, Dalí refleja no sólo el distanciamiento de la realidad propio del sueño, sino también la capacidad de éste para recoger en un momento un acontecimiento complejo. El pintor consigue que pueda percibirse en un solo instante una acción con múltiples motivos. Como el durmiente que al despertarse de un sueño de sólo unos segundos de duración cree haber visto una película larga y complicada, así percibe el espectador de este cuadro de Dalí la singular temporalidad de lo representado.
En un momento se despliega sobre la cabeza de Gala una serie de monstruos cuya descripción verbal sería muy prolija, mientras simultáneamente avanza por el horizonte portando un obelisco un elefante con larguísimas patas de insecto. Es la caricatura de la famosa estatua de elefante de Bernini, en Roma, que si bien tiene su origen en un contexto real, sin embargo, se inserta armónicamente en el acontecimiento onírico, que se atiene a su propia lógica. Al mismo tiempo descubrimos en el primer plano del cuadro un eco del acontecimiento principal en forma de una granada con una abeja volando a su alrededor.
Se trata en cierta medida del comentario del pintor, que enmascara su interpretación como parte del sueño, al igual que en la pintura medieval el autor de un cuadro ocultaba su significación tras referencias alegóricas. Profundo conocedor de la historia y de la tradición de la pintura europea, Dalí suspende la granada entre dos gotas de rocío, evocadoras de las perlas de Venus, y así matiza el símbolo de la fecundidad que proyecta una sombra con forma de corazón. Según parece, la relación de la granada con el simbolismo fálico de la serie de agresores lanzados contra la durmiente se inserta en la relación entre Dalí y Gala, cuya importancia como musa, amada y asesora del pintor es incuestionable. Dalí amplía la estructura específica del sueño, construida en su pintura desde una perspectiva espacial y temporal, de un modo que lo destaca como autor de la visión, pero sobre todo como creador soberano del cuadro.


«La diferencia entre los surrealistas y yo es que yo soy surrealista.»
Salvador Dalí

Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes de despertar  

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