Las obras prehistóricas son anónimas, pero es evidente la influencia de un «maestro», sobre todo en el arte de las grutas más importantes. Hay el maestro de Rouffignac que descuella en la ejecución del mamut, con un maravilloso sentido de la composición y organización de los temas: friso, enfrentamiento, equilibrio piramidal, etc. Un mamut grabado en la pared izquierda de Font-de-Gaume, después del «Rubicón», es una prueba clara de su paso por esta gruta vecina a Rouffignac. El ejemplo de Les Combarelles es característico. Sobre ella, el abate Breuil ha dado dos acotaciones personales: una en 1902, poco después del descubrimiento de la cueva, cuando iniciaba sus estudios; la otra, en 1924, al cabo de 22 años de experiencia. En la primera ocasión, señala 14 mamuts y 13 en el segundo inventario. En la primera acotación, registra únicamente 2 bisontes frente a 37 en 1924.
¿Qué puede deducirse de ello? Mamuts y bisontes fueron realizados por dos artistas diferentes. El primero era un gran especialista en mamuts, y todas sus obras pueden reconocerse rápidamente, aun por ojos inexpertos. Por el contrario, resulta mediocre «el especialista en bisontes», y sus obras identificadas pasan del 5 al 94 %. Estos hechos demuestran la existencia de una auténtica especialización artística y denotan la influencia de verdaderos maestros.
El arte prehistórico, sin perder su carácter anónimo, adquiere cierta personalidad, y el expresionismo, tan diverso y sugerente en el tratamiento del ojo de mamut, como es el caso de Rouffignac, denota un temperamento artístico excepcional. En Niaux, los grandes cuadros de caballos, cabras montés y bisontes de la «Sala Negra», son obra del «gran maestro de Niaux». Él asume la responsabilidad principal en el sancta sanctorum de la gruta. En cambio, deja al cuidado de los artistas de su «taller» la realización, por ejemplo, de las figuras de animales de las salas o galerías secundarias.
El abate Breuil, en su testamento científico Quatre cents siecles d’Art Préhistorique, había ordenado el arte en dos grandes ciclos, con determinados matices evolutivos. Esta distribución continúa siendo válida. Sin embargo, conviene adaptarla a las nuevas cronologías (resultado de las determinaciones de la antigüedad por medio del carbono 14) y restringir la evolución entre el XIII y X milenios. Sobre todo, conviene aligerar su noción de ciclo, excesivamente rigurosa, sustituyéndola por la noción de «escuela de arte», más flexible y humana. Las expresiones «perigordiense» y «magdaleniense», que definen los dos ciclos «sucesivos» de Breuil, deben aplicarse a las escuelas con un valor más estilístico que cronológico.
Así, la escuela del Périgord, con su particularísima grafía que se analizará más adelante, nace hacia el año 30000, con el material arqueológico denominado «perigordiense», compuesto por cantos rodados o huesos grabados, fechados a través de estos lechos, representativos precisamente de esta original grafía, pero, sin embargo, la concepción intelectual de las imágenes perdura mucho más allá en el tiempo. Los cantos rodados grabados de La Colombiére, fechados en el 15000 y el arte de Lascaux, considerado del 13500, pertenecen a la época final de esta escuela. El arte del Levante español, posterior al X milenio – entre el 10000 y con frecuencia el 5000 –, continúa inspirándose en la tradición gráfica del Périgord. Igualmente, el arte del Ártico, entre el 8000 y el 7000, por una parte, y el 4000 y el 3000, por otra, está inspirado también en tradiciones del Périgord extendidas del Baikal a Ucrania.
Un arqueólogo (que estudiará sistemáticamente el más mínimo trazo) situará Lascaux en los milenios del magdaleniense. Un historiador de arte verá en Lascaux el apogeo de la escuela del Périgord, en lo que se refiere a los aspectos propiamente estilísticos, y lo considerará contemporáneo de los milenios del magdaleniense medio, en cuanto a la cronología. Fsta es la posición que aquí se adopta, y constituyen legión los ejemplos de parecida naturaleza en la historia del arte.
La escuela del Périgord posee y conserva durante muchos milenios rasgos visuales simples, procedimientos técnicos primitivos y grafías originales, como es el caso de la» perspectiva retorcida», tan característica: los animales aparecen de perfil, pero las astas y las cornamentas están dibujadas de frente. El procedimiento de la pintura «hueca» aparece en Gargas, con las huellas de manos en negativo: la mano, una vez retirada, deja su forma en blanco, y queda aureolada de color. Los puntos de color, realizados con un tampón más o menos fino, proporcionan unos trazados punteados, después «punteados babosos» y, al final, unos punteados lineales. Generalmente, los trazados amarillos y luego rojos, son anteriores a los trazados negros.
