El Realismo


La arquitectura del siglo XIX

El siglo XIX se aparta, en realidad, de esa noción de periodicidad que constituye la trama cronológica de los siglos de la civilización occidental; pero la historia de los estilos, que constituye un subproducto de la ciencia histórica, es curiosamente una de las muchas invenciones de aquella época, cuya mayor ambición, por no decir obsesión, fue la de crear un estilo. Esta nueva necesidad derivó de multitud de factores surgidos de otras tantas rupturas de la tradición del siglo XVIII. La Revolución Industrial, económica y social que conmovió a Europa y a gran parte del mundo relegó a un segundo plano el acontecer político o cultural y se fue desarrollando inexorablemente una fase avanzada en cuanto a tecnología y tecnocracia.
Fue el inicio de la era del maquinismo, de las grandes concentraciones urbanas, de los nuevos transportes mecanizados, de los intercambios, señalando una ruptura radical en el desarrollo secular de nuestra civilización. Las nuevas técnicas industriales de construcción, el modo de financiación y de realización de los proyectos de las empresas capitalistas y el cambio de escala de la edificación urbana fueron en el siglo XIX algunas de las causas que exacerbaron las contradicciones propias del arte de construir. Por otro lado, tampoco el cambio de mentalidad se escapó de las contradicciones del siglo, puesto que, mientras se manifestaba la voluntad de adaptar la herencia del siglo de la Ilustración revisando el pasado en busca de modelos intemporales de perfección estética y funcionalidad, se imponía también la necesidad de dominar esa invención nueva que es la idea de "progreso".
En el campo de la arquitectura del siglo XIX, el historicismo, el eclecticismo y las nuevas propuestas surgidas con el uso de materiales y técnicas industriales de construcción, son los componentes formales y conceptuales que cursan las directrices artísticas de un período de cambios, contrastes y dudas.

 

Burgtheater de Viena, de Gottfried Semper y Kart von Hasenauer  
Burgtheater de Viena, de Gottfried Semper y Kart von Hasenauer. Este edificio de estilo neorrenacentista con elementos barrocos es la obra más original de la Viena de la segunda mitad del siglo XIX. Durante este período regido por el gobierno de Francisco José, la capital del Imperio Austrohúngaro experimentó una gran transformación urbana, que supuso el trazado de amplias avenidas, la creación de parques y jardines y la construcción de importantes edificios públicos.
 

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