Arquitectura veneciana

 

Algo había en Venecia como tradición de fuerza y riqueza que se imponía hasta a los artistas llegados a ella desde otras regiones de Italia. Este es, sin duda, el caso de Jacopo Sansovino (1486-1570), escultor florentino que había trabajado no poco en la Corte de los papas y que huyó de Roma después del saqueo del condestable de Borbón (1527). De paso para Francia se detuvo en Venecia, donde acabó por quedarse y convertirse en un perfecto veneciano. La riqueza de ornamentación, los altos relieves, las columnas pareadas, las balaustradas y las estatuas sobre las barandas de coronamiento, son motivos que, con toda la fuerza de la tradición iniciada por Sansovino, hubieron de quedar como característicos del Renacimiento veneciano.
Típicos del estilo de Sansovino son los palacios Córner y Zecca, y sobre todo el lujoso palacio de la Biblioteca, con sus dos pisos de arcos decoradísimos y un friso superior de remate con gruesas guirnaldas, en las que se abren con disimulo lucernas de iluminación. A la vista de este monumento iniciado en 1536, en el que los valores pictóricos determinados por la luz y las sombras son más importantes que los puramente plásticos, se comprende que para Sansovino el espacio no era un absoluto que había que transcribir con las estructuras, sino algo natural que es captado por el juego luminístico de los vacíos y de los volúmenes llenos.
El estilo veneciano del Renacimiento fue aún perfeccionado, mejor diríamos exagerado, por Sanmicheli y Palladio, el uno de Verona, el otro de Vicenza. Sobre todo Palladio, por sus obras y sus escritos, tenía que ejercer una influencia considerable. Iñigo Jones, el introductor del Renacimiento en Inglaterra, le tomó por su maestro predilecto. A través de Iñigo Jones, el palladianismo se implantó en América, donde siguió medrando hasta entrado el siglo XIX.
Andrea di Pietro, llamado Palladio (1508-1580) fue un genio laborioso y revolucionario a la vez, un observador estudioso de todo lo antiguo y lo moderno, y, al mismo tiempo, lleno de fe en sus propias convicciones, que desarrolló con una audacia sin límites. Fue a Roma y dibujó sus ruinas en grandes croquis, que se conservan, y las midió y comparó con el canon de Vitruvio. Vuelto a su patria con todo aquello asimilado, hizo su obra propia. Trabajó principalmente en Vicenza, donde residió, y la llenó de monumentos grandiosos. Su obra más conocida es la restauración del Palacio Municipal, un edificio gótico del siglo XIII, que Palladio rodeó, a partir de 1549 y hasta su muerte, de grandiosos pórticos en tres de sus lados.
En la fachada de este palacio, llamado la Basílica o Palazzo della Ragione aplicó el ingenioso sistema de combinar dos tipos de columnas de un mismo orden o estilo, unas más altas, que sostienen el friso de coronamiento, y otras menores intercaladas, que dan a las otras un aspecto de grandiosidad. Este es el invento que se llama orden gigantesco, debido a Palladio. En las fachadas de sus palacios utiliza también el llamado orden gigantesco, que abraza a veces todo lo alto de la fachada, y combina los diversos pisos de columnas con otros entablamentos menores intercalados. En los patios, altas columnas llegan hasta la última cornisa, y los diferentes techos de los pisos se apoyan libremente a distintas alturas de las columnas. Son características suyas las logias superpuestas (de la planta baja y del primer piso). Este sistema, en el que los arcos juegan un papel fundamental en el caso del Palazzo della Ragione, fue utilizado con dinteles rectilíneos en el Palacio Chiericati de Vicenza, y siempre parece debido al deseo -muy típico del siglo XVI- de abrir las superficies a la palpitación de la luz y del ambiente exterior.
Palladio, en su libro de Architettura, quiere abarcar el vasto programa de las construcciones humanas, que divide en cuatro grupos: edificios públicos, casas, villas de recreo e iglesias. Hay que notar que las casas rurales o villas de recreo forman para el arquitecto un grupo aparte, lo que trata de justificar con la más deliciosa figura del country gentleman, o hidalgo campesino, que se haya trazado nunca. "Aunque, es muy conveniente -dice- para un caballero tener una casa en la ciudad, donde no podrá dejar de ir alguna vez, ya porque tenga un cargo en el gobierno, o para atender a sus asuntos particulares, de todas maneras su mayor rendimiento y placer se lo proporcionará su casa en el campo, donde gozará en ver la tierra aumentando su riqueza o ejercitándose en paseos a pie o a caballo, y donde conservará su cuerpo fuerte y sano, y su mente reposará de las fatigas ciudadanas, ya quietamente, aplicándose al estudio, ya contemplando la naturaleza.” Palladio, después de este exordio, describe la casa de campo ideal, asentada lejos de pantanos, la habitación y las dependencias rurales.

 

Palazzo della Ragione o La Basílica de Palladio
Palazzo della Ragione o La Basílica de Palladio, en Vicenza. En Andrea di Pietro, apodado Palladlo, cristalizarían varias ideas de la arquitectura renacentista, en especial la planta simétrica y la armonía de proporciones. Ganó el concurso para remodelar el Palacio Municipal del siglo XIII y lo convirtió en esta magnífica obra. Cubrió la pesada masa del viejo edificio con una cortina de soberbias "loggie", alternando dos tamaños de columna de un mismo orden, lo cual proporciona grandiosidad y elegancia.

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