• Saltar a la navegación principal
  • Saltar al contenido principal

Historia del Arte

  • Inicio

El Renacimiento en Francia II

El castillo de Azay-le-Rideau, construido entre 1518 y 1524 por Gilíes Berthelot, consejero de Francisco I, se halla también en una isla del Loira. Su planta tiene la forma de una L, con torres circulares en los ángulos y un camino de ronda en lo alto, sobre el cual descansa el tejado en gran pendiente con lucernas elegantísimas.

Los detalles de ornamentación son del gusto más refinado. Es famosa la escalera, con su bóveda decorada con medallones y claves colgantes en medio de los arcos que atraviesan el tramo a distancias iguales.

Aunque Francisco I pasaba la mayor parte de su tiempo en las orillas del Loira, sentiría la necesidad de aproximarse a su capital, y por esto mandó construir castillos cerca de París, que fueron también, naturalmente, grandes apeaderos de caza.

El primero era el castillo llamado de Madrid, en el Bois de Boulogne, construido inmediatamente después del regreso de su cautiverio y hoy desaparecido, pero del que quedan dibujos, publicados a fines del siglo XVI por Du Cerceau en su obra Les plus excellents bátiments de France, y una descripción bastante detallada de Tevelyn, publicada en 1650.

El château de Madrid tenía un plan muy regular, de una simetría en la planta que debía de hacerlo bastante incómodo, todo él dividido en salas cuadradas y antecámaras. En el exterior, con poca diferencia, aparecían las mismas galerías que en el castillo de Blois, pero acá so algo más italianizadas, según se comprende por los dibujos.

Después, siempre cerca de París, construyó Francisco I su castillo de Saint-Germain-en-Laye en la selva de este nombre y el de Fontainebleau, que dejó sin concluir y se encargaron de engrandecer sus sucesores.

El castillo de Saint-Germain-en-Laye, que se ha conservado hasta hoy y sirve de museo, ocupa el lugar de una antigua fortaleza medieval que dominaba el curso del Sena. Las fachadas, tanto las del exterior como las del patio poligonal, tienen la misma subdivisión que la fachada exterior del castillo de Blois, con pilastras unas sobre otras (formando contrafuertes), y con terrazas como balcones, a manera de logias, alrededor de todo el edificio.

El castillo de Saint-Germain parece que fue obra de un maestro francés, llamado Pierre Chambiges, que trabajó en Fontainebleau y que había estado a las órdenes de Doménico de Cortona cuando éste construía el Hotel de Ville de París. Por esta época se efectuaron también obras en el castillo de Chantilly, comenzando a fines del siglo XV por los Montmorency. Su capilla, aún del estilo de transición, fue englobada después por dos alas en el estilo del renacimiento francés, dibujadas ya por el arquitecto Jean Bullant en el año 1542.

Pero simultáneamente con los castillos de Madrid y Saint-Germain, tan característicamente franceses, comenzaba en 1528 a edificarse Fontainebleau, donde Francisco I instaló una nueva colonia de italianos, que más tarde intervinieron en las obras de su sucesor y dieron nuevo impulso a la Renaissance francesa. De la colonia de artistas italianos de Fontainebleau tenemos más datos que de los de la primera colonia de Amboise.

Además de estucadores y pintores al fresco, había arquitectos ilustres, como Serlio, el tratadista de arquitectura y comentador de Vitruvio; un gran escultor, Benvenuto Cellini; pintores de mérito, como el Primaticcio (que también trabajaba como arquitecto; a él se debe la puerta del Patio del Caballo Blanco, que realizó a partir de 1561) y el discípulo de Miguel Ángel, llamado Rosso, que, asociado al Primaticcio, decoró la gran galería de Francisco I en Fontainebleau entre 1531 y 1539. Todos tenían pingües sueldos y además les habían asignado canonjías y rentas.

Por ejemplo, el Primaticcio cobraba 600 libras al año y además gozaba el beneficio de abad de San Martín. De sus pendencias, querellas y moralidad informa asimismo, con detalles vivísimos, el libro autobiográfico del propio Cellini, uno de los italianos de Fontainebleau.

Estos fueron los que construyeron los edificios reales más lujosos y visibles, residencias famosas, cuyos nombres evocan por sí solos toda una época; pero en las ciudades de provincias los ricos burgueses seguían con sincero entusiasmo el impulso que daba la corona.

En Francia, las primeras manifestaciones del Renacimiento, en las construcciones privadas, pueden hacerse comenzar por una casa de Orleans, llamada de Agnés Sorel, que tiene ya en las lucernas, pilastras con relieves de estilo clásico. En Blois, una casa construida en 1512 por Florimont de Robert, ministro de Luis XII, tiene en el patio dos pisos de órdenes clásicos y en un antepecho hay medallones de cerámicas italianas. En Toulouse, el palacio Bernuy tiene un patio del gusto de la época de Francisco I.

renacimiento francés
Castillo de Azay-le-Rideau, construido en una isla del Loira y durante el reinado de Francisco I, en 1518-1529, sigue conservando algún referente gótico: sus lumbreras y sus altas techumbres. Aunque las aportaciones renacentistas ya son claras. La gran escalera de tramos rectos rompe la tradición medieval de hacerlas circulares o poligonales y situadas en las torres.

Sigue leyendo >>>

Arte del Renacimiento

El Quattrocento La arquitectura florentina Filippo Brunelleschi Los palacios florentinos León Bautista Alberti Los palacios romanos El palacio ducal de Seguir leyendo...

La arquitectura florentina

A fines del año 1417, Martín V, patricio romano de la familia de los Colonna, elegido Papa en Basilea, decidía Seguir leyendo...

La arquitectura florentina (I)

Las formas de las ventanas son todavía góticas; en cambio, en el famoso pórtico-museo, llamado la Loggia dei Lanzi, que Seguir leyendo...

Filippo Brunelleschi

La influencia de este grupo de artistas y eruditos se empezaba a sentir en todas las clases sociales, y como Seguir leyendo...

Filippo Brunelleschi (I)

Pero lo que da valor a la cúpula de Brunelleschi no es su magnitud, sino su belleza. Vasari, escribiendo un Seguir leyendo...

Filippo Brunelleschi (II)

Brunelleschi, que había estudiado sistemáticamente la arquitectura romana antigua, no se proponía -como han repetido tantos comentaristas-imitar la antigüedad clásica. Seguir leyendo...