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Historia del Arte

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El Renacimiento en Francia IV

Las otras fueron concluyéndose, siguiendo su estilo, después de su muerte, y aun al prolongar el palacio con unas alas exteriores, para reunirlo con las Tullerías, el espíritu de Lescot dominaba sobre el de sus sucesores; podían éstos cambiar las formas de la arquitectura y la decoración, pero planeaban como Lescot, con aquellas mismas disposiciones de cuerpos salientes, con remates monumentales enlazados por alas de fina composición.

Mientras Enrique II y su favorita Diana de Poitiers aplicaban profusamente, en la decoración del Louvre, sus iniciales entrelazadas, la reina Catalina de Médicis, cerca de allí, iniciaba con su pequeña corte la construcción de las Tullerías en lo que entonces eran las afueras de la ciudad. Su arquitecto era también un francés, Philibert Delorme, pero no de noble alcurnia como Lescot, sino hijo de un simple albañil de Lyon.

No se sabe por qué lo escogió Catalina de Médicis para dirigir las obras de su palacio, a no ser porque había residido largo tiempo en Italia protegido por el cardenal Du Bellay, y porque la reina, que era italiana, siempre demostró gran preferencia por las cosas de Italia; pero lo cierto es que Delorme, además de dirigir las Tunerías, estaba ocupado por la favorita en la construcción del castillo de Anet, que pretendía eclipsar todas las demás residencias reales, y esto no podía ser para la reina una recomendación.

A la muerte de Enrique II, Delorme fue retirado de su cargo en las Tullerías, como si se le quisiera castigar por haber trabajado para la favorita, y sustituido por un italiano, el Primaticcio, de la colonia de Fontainebleau. Diana fue desterrada de la corte y tuvo que hacer entrega de Anet y Chenonceaux, que le cambiaron por el castillo menos vistoso de Chaumont, también en el Loira.

Philibert Delorme entonces se dedicó a escribir obras de arquitectura y folletos de polémica. De esta época son sus tratados de L’Architecture y Nouvelles inventions pour batir a petits frais, en que propone nuevos sistemas para todo. Delorme forma contraste con Lescot hasta en la suerte que cupo a sus obras: el castillo de Anet, que construyó para Diana de Poitiers en 1547-1552, está mutiladísimo; las Tunerías, residencia predilecta de Napoleón III, fueron quemadas bajo la Commune y sólo quedan de ellas algunos restos.

A pesar de la decidida protección que dispensó Catalina de Médicis al arte italiano, la mayoría de los arquitectos de su tiempo son franceses. Du Cerceau, autor de la obra ya citada, Les plus excellents bátiments de la Frunce, hace la apología del estilo francés de la época; Delorme es también un tratadista como Bullant. Sus principios son aplicados por los continuadores de Lescot en el Louvre, y hasta por arquitectos de provincias, como el llamado Bachelier, a quien se atribuyen la mayor parte de los edificios de Toulouse construidos por esta época, especialmente el palacio de Assezat, edificado en 1555 por orden de Fierre de Assezat, ex consejero del Capitolio, edificio que parece impregnado de las ideas de Lescot, formando como un pequeño Louvre de provincias.

Después del terrible período de guerras religiosas, que ensombrecen los reinados de los últimos Valois, renace el arte en Francia con el advenimiento de la nueva dinastía de los Borbones en la persona de Enrique de Navarra, que fue titulado Enrique IV. Aunque gascón en cuerpo y alma, supo adaptarse al temperamento francés acaso mejor que los últimos monarcas que le habían precedido. Se propuso completar el Louvre, que se hallaba tal como lo dejara Lescot. Los arquitectos de Enrique IV prolongaron la galería que corría paralela al Sena hasta enlazar con las Tullerías.

Así como Catalina de Médicis había iniciado la construcción del Palacio de las Tullerías, otra italiana ahora, la esposa del nuevo rey, María de Médicis, construyó el Palacio del Luxemburgo. Esta reina florentina había querido imitar en París el Palacio Pitti, pero el arquitecto francés encargado de la obra, Salomón de Brosse, tenía una personalidad demasiado acentuada para contentarse con una simple imitación de un edificio italiano. Era el mejor arquitecto francés de su siglo, y, además, hugonote, y como tal hubo de construir el templo protestante de París.

renacimiento en francia
Castillo de Chaumont. Emplazado sobre una colina, a: la orilla del rio Loire, es la puerta de entrada a Blois, capital comercial de la zona. Edificado sobre los restos de una antigua fortaleza feudal, fue cedido por Catalina de Médicis a Diana de Poitiers en 1560. Sus partes rnás antiguas fueron construidos por los condes de Châtilon (siglo XIII) y los condes de Orleans (siglo XV). Luis XII a principios del siglo XVI mandó construir el ala que lleva su nombre y que se une a la de Francisco I (1515-1524).

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