• Saltar a la navegación principal
  • Saltar al contenido principal

Historia del Arte

  • Inicio

Sandro Boticelli (V)

De esa misma época, aproximadamente, son los frescos de la villa Tornabuoni-Lemmi (que hoy se encuentran en el Louvre), relacionados tal vez con la boda de Lorenzo Tornabuoni, celebrada en 1486, con dos escenas alegóricas en una de las cuales Lorenzo Tornabuoni comparece ante el Consejo de las Artes, mientras, en la segunda, Venus, acompañada de las Gracias, acoge a una niña (¿la esposa, quizá?). Algunos críticos califican estas dos «visiones» entre las más espirituales y refinadas de Botticelli.

Era éste el momento exacto de plenitud de Botticelli, entre el regreso de Roma y el año 1485 aproximadamente; y lo caracteriza una visión más sólida y penetrante, una pintura elegante pero sensual, una amplia y tranquila armonía. En la Madona del Magníficat (Uffizi) las siete figuras se adaptan, con la más genuina libertad de composición, a la forma circular de la pintura; la Madona no ocupa el centro, sino que está un poco a la derecha, coadyuvando con su curvatura al sentido circular que reúne a los diversos personajes de la pintura. En la Madona del Libro (Museo Poldi Pezzoli, Milán) la forma es, en cambio, vertical, y las figuras son únicamente las de la Virgen con el Niño florido, en la intimidad de una estancia con una ventana abierta sobre el paisaje.

El bellísimo Venus y Marte de la National Gallery de Londres -de fecha algo insegura- se inspira probablemente, como siempre, en Juliano de Médicis y Simonetta Vespucci, mientras que el motivo de las dos figuras semiyacentes enfrentadas procede de un sarcófago tardorromano del Museo Vaticano. El torneado desnudo del joven Marte, hundido en el sueño después del placer, queda, sin embargo, definido por una línea metálicamente rigurosa y ágil; Venus, en cambio, está despierta y va vestida con una túnica suntuosa; tiene el aspecto de una joven inquieta y aristocrática, y acentúa en el drapeado de sus ropas, rico en pliegues armoniosos, la intervención y la inquietud lineales, con lo que logra en todo el cuadro un efecto de pleno equilibrio entre plástica y linearismo. Las dos figuras están, por otra parte, unidas mediante la elegantísima cadena de los tres pequeños sátiros que juegan con las armas de Marte, mientras el paisaje se reduce al purísimo fondo de un prado bajo el cielo azul entre dos fragmentos laterales de bosque.

Es incierta, asimismo, la fecha de la segunda excelsa obra maestra de Botticelli procedente de la Villa di Castello: el Nacimiento de Venus de los Uffizi. Para algunos esa fecha sería cercana a la de la Primavera, esto es, aproximadamente hacia 1478; otros la datan en 1485-86 o 1484. Se discuten asimismo las fuentes precisas de la iconografía de esta pintura. Se cita un himno homérico publicado entonces en Florencia, y también a Poliziano, que describía en sus rimas un cuadro de Apeles, así como otros temas de la literatura antigua, pero nada de todo ello corresponde con precisión al cuadro. En cuanto al significado, se supone en general de origen neoplatónico, para demostrar que la belleza nace de la unión del espíritu con la materia, de la idea con la naturaleza, etcétera. Sea como fuere, así como el sentido del tema de la Primavera va de derecha a izquierda, aquí está dispuesto a la inversa. Una pareja de Céfiros en vuelo, estrechamente abrazados, empujan con su soplo a la Venus desnuda que se alza sobre una concha marina. En la orilla, una Hora la espera para revestirla de un rico manto.

La precisa diagonal de los dos Céfiros, la línea vertical pero casi inestable del cuerpo de Venus en equilibrio sobre la concha, la tensión en sentido opuesto de la Hora, contribuyen a comunicar un sentido del movimiento así como a dar un ritmo fluente y vario a la pintura. La extensión de las aguas marinas, y la presencia de la costa a la derecha, con su avance sinuoso, dilata el espacio -que en la Primavera quedaba, en cambio, limitado- haciéndonos sentir como la diosa llega de remotas lejanías, en la pureza solitaria de la naturaleza. El des nudo central de la diosa, hacia el cual convergen las figuras laterales aunque se aísla de ellas, posee tal refinamiento que supera todo rastro sensual, transformando la sensualidad en una espiritual y tensa contemplación.
Esta pintura consigue expresar las más delicadas sensaciones: la frescura del soplo de los vientos primaverales, el leve encresparse de las olas y la fragancia salada del mar, la piel tersa de los cuerpos y el terciopelo de las hermosas alfombras de hierba sobre la tierra. La estilización lineal posee una gracia indecible; basten para medirla la forma de la concha o la suelta cabellera al viento de Venus.
renacimiento arte
Venus y Marte de Sandro Botticelli (National Gallery, Londres). Es sin duda una de las obras más logradas de Botticelli. Debió de inspirarse en Juliano de Médicis y Simonetta Vespucci, a la que parece aludir la cepa de avispas que aparece junto a la cabeza de Marte. Ello no excluye un significado neoplatónico según el cual Venus-Humanitas ejerce su benéfico poder sobre Marte, símbolo del odio. Este tipo femenino de Venus es uno de los más interesantes creados por Botticelli. Una mujer de mirada lejana e inaccesible, postura romántica, complicado peinado e inteligencia indudable. Frente a ella, contrasta la voluptuosidad de Marte. Ambos, Venus y Marte, parecen fantásticamente distantes a pesar del esfuerzo que los faunos intentan realzar para aproximarlos. El arabesco de la línea y los valores plásticos de masa se conjugan de forma absolutamente magistral.

Sigue leyendo >>>

Arte del Renacimiento

El Quattrocento La arquitectura florentina Filippo Brunelleschi Los palacios florentinos León Bautista Alberti Los palacios romanos El palacio ducal de Seguir leyendo...

La arquitectura florentina

A fines del año 1417, Martín V, patricio romano de la familia de los Colonna, elegido Papa en Basilea, decidía Seguir leyendo...

La arquitectura florentina (I)

Las formas de las ventanas son todavía góticas; en cambio, en el famoso pórtico-museo, llamado la Loggia dei Lanzi, que Seguir leyendo...

Filippo Brunelleschi

La influencia de este grupo de artistas y eruditos se empezaba a sentir en todas las clases sociales, y como Seguir leyendo...

Filippo Brunelleschi (I)

Pero lo que da valor a la cúpula de Brunelleschi no es su magnitud, sino su belleza. Vasari, escribiendo un Seguir leyendo...

Filippo Brunelleschi (II)

Brunelleschi, que había estudiado sistemáticamente la arquitectura romana antigua, no se proponía -como han repetido tantos comentaristas-imitar la antigüedad clásica. Seguir leyendo...