La reacción neoclásica

De nuevo se asiste a finales del siglo XVIII, a una nueva oscilación en las concepciones artísticas. Si el Clasicismo buscaba en la Antigüedad clásica las fuentes de inspiración y prácticamente la esencia misma de los valores estéticos, el barroco y el rococó habían hecho gala, como se ha visto, de la imaginación y de la libertad del artista para crear de múltiples maneras.
Pero cuando aún no había acabado la centuria en la que se forja el estilo rococó, vuelve a pendular el arte y otra vez mira al mundo antiguo, al esplendor de Grecia y Roma. Pero esta vez lo hará de otra forma. En realidad, gran parte del renovado interés por lo clásico se debe a las nuevas tendencias filosóficas nacionalistas y a los nuevos descubrimientos arqueológicos que se realizan y que, como se verá seguidamente, permiten que esa mirada a lo clásico sea nueva, serena, limpia, sobria y, sobre todo, algo menos encorsetada que la visión del Renacimiento y el Clasicismo. Además, cabe destacar un hecho no poco importante en este período, pues habremos de hablar del Neoclasicismo en una joven y poderosa nación, los Estados Unidos de América, que habrá de desempeñar un papel fundamental en el curso de la Historia y del Arte.

 

cupula de Germain Soufflot

Cúpula del Panteón, de Germain Soufflot

Cúpula del Panteón, de Germain Soufflot (París). Jean Baptiste Rondelet terminó 26 años después una impresionante iglesia inspirada en el Panteón de Agripa en Roma y la cúpula en la Catedral de San Pablo de Londres y que, tras la Revolución Francesa, sirvió como sepulcro de los hombres ilustres de la patria.