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Historia del Arte

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Los grandes monumentos de Roma (2)

En las paredes de un arco que mandó erigir Constantino con materiales más antiguos se han conservado, por ejemplo, varios medallones del tiempo de los Flavios que reproducen escenas de caza y sacrificio de extraordinaria belleza.

No se conoce todavía el monumento que decorarían; durante mucho tiempo hubo de suponerse que habían pertenecido a un arco de Trajano o tal vez de Adriano, y hasta se creía reconocer en las figuras algunos de los personajes de la familia de este último emperador; pero los relieves o medallones a los que se hace referencia se han atribuido modernamente al tiempo de los Flavios y muestran aún vestigios de aquella finura helenística de los relieves augústeos con la perspectiva atmosférica que se les añadió después.

Además de los edificios ya citados, los emperadores Flavios construyeron unas termas, conocidas aún hoy por termas de Tito. En honor de Domiciano se erigió una gran estatua ecuestre en el Foro, se restauró el templo Capitolino y se construyó expresamente un edificio en el Esquilmo para que le sirviese de panteón de familia.

Esta misma actividad edilicia tenía que continuarse durante el extenso reinado del glorioso emperador hispano Trajano, nativo de Itálica, quien sucedió a Nerva, su padre adoptivo. Nerva apenas tuvo tiempo de edificar en Roma un Foro imperial, del cual aún quedan restos importantes; pero en los veinte años de gobierno de Trajano, desde el 98 al 117 d.C, todo el Imperio, principalmente Roma, se llenó de edificios suntuosos. Como típico ejemplo del arte imperial en tiempo de Trajano se hace referencia al bellísimo arco triunfal de Benevento, donde comenzaba la vía que conduce a Brindisi.

Este arco se construyó en el año 114 para conmemorar el gobierno paternal del gran emperador, que en la inscripción lleva ya el nombre de óptimo que el Senado le había conferido. Los relieves que decoran exteriormente los muros y la parte inferior del arco están consagrados a perpetuar la gloria de Trajano como príncipe perfecto, justo administrador y padre generoso de los ciudadanos de todo el Imperio.

El excelso emperador, a quien, en los relieves de la columna que adornaba su Foro en Roma, se le ve combatir personalmente en las largas campañas contra los bárbaros, aquí está siempre representado en las escenas de paz, no como infatigable general, sino como el supremo magistrado de cuyas manos fluyen los beneficios sobre las vastas regiones cuyo gobierno le han concedido los inmortales.

En lo alto del ático del monumento, a la izquierda, hay un relieve en que las tres divinidades capitolinas, Júpiter, Juno y Minerva, contemplan los generosos actos de Trajano y van a abdicar la protección de Roma en su favor.

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