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Historia del Arte

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Paquio Próculo y su esposa

Algunos retratos pintados que se encuentran entre los escasos testimonios de la retratística romana proceden de la antigua Pompeya, y por las fuentes ha podido saberse que eran particularmente importantes.

De entre estos retratos destaca el de Paquio Próculo y su esposa, procedente de una casa de Pompeya, y fechada en el siglo I, entre los años 50 y 74 a.C.

La casa donde fue encontrado el retrato del matrimonio pompeyano fue atribuida al panadero Publio Paquio Próculo, representado junto a su esposa. Sin embargo, para algunos historiadores la imagen del personaje correspondería al jurista Terencio Neón.

De hecho, esta opinión se refuerza por los elementos que aparecen en el fresco, pues ambos personajes visten toga, que los dignifica, y ambos portan materiales relacionados con la cultura, dotándolos de esta manera de un gran nivel intelectual, propio de la clase noble romana.

Además, el rollo que porta el varón en la mano muestra evidentemente la dignidad de un magistrado más que la de un panadero.

De todas formas, y dejando a un lado esta controversia a la que se suman otras, en la presente pintura, ambos retratados, marido y mujer, dirigen su atenta mirada hacia el espectador, aunque la visión de la esposa parece dirigirse a otro lugar.

El retrato se caracteriza por un extraordinario realismo enfatizado por los rasgos que presentan los protagonistas.

El varón, con su nariz larga, ojos grandes, bigote y corta barba, lleva toga blanca y en la mano un rollo amarillento de papiro con la tirita roja de índice que muestra su dignidad de magistrado.

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En cambio, la mujer, de rostro triangular, contiene unos ojos oscuros y misteriosos. Los cabellos aparecen cuidadosamente peinados y lleva un vestido pardo.

Hay un contraste cromático entre ambos personajes reflejado tanto en el color de las vestiduras como en el de la cara, pues la esposa tiene un rostro casi blanco mientras que el del hombre aparece con un tono bastante oscuro.

La mujer sostiene con la mano izquierda una tabla negra de cera o díptico, que resalta su apariencia aristocrática de literata, según el uso de las nobles romanas.

Hay que tener en cuenta que en la Roma de los primeros tiempos la mujer, como en muchas otras civilizaciones, no tenía ningún derecho.

Sin embargo, en el ámbito íntimo y particular, la mujer adquiere un papel predominante, pues se convierte en el centro de un poder privado que influye en las grandes decisiones del marido.

Este papel secreto y silencioso de la mujer parece estar representado en la esposa de Paquio Próculo intuyéndose precisamente en la mirada de sus ojos, aspecto que aumenta el valor enigmático de la figura.

A pesar del gran mérito de la obra y de su elevado realismo hay aspectos en el personaje femenino poco logrados como puede ser los rasgos de la cara, concretamente la forma de la nariz.

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