El esplendor del Languedoc


El término "Languedoc" surgió en el siglo XIII con el fin de designar el conjunto de territorios en el que se
hablaba por aquel entonces la lengua de Oc. Languedoc era, por lo tanto, una región de la antigua Francia de la Edad Media que disponía de su propio gobierno y que comprendía una zona que estaba localizada entre el Ródano, el Mediterráneo y el Macizo Central francés. En la actualidad, y merced a la división territorial promulgada por el Gobierno galo en el año 1973, aquella antigua región se denomina Languedoc-Rosellón y está formada por los departamentos de Aude, Gard, Hérault, Lozére y Pyrénées-Orientales.
El Languedoc había sido una zona muy romanizada porque era el lugar de paso de la vía Domitia, una de las principales vías de comunicación del Imperio romano. Posteriormente, tras la desintegración del Imperio, sufrió sucesivos ataques por parte de los pueblos bárbaros. Más tarde, durante los primeros tiempos de la ocupación musulmana en Hispania, se convirtió en una zona fronteriza que los árabes intentaron dominar. De este modo, los musulmanes se hicieron con el control de Carcasona aunque fueron rápidamente expulsados.
La época de esplendor que conoció el Languedoc entre los siglos XI y XII se debió, sobre todo, a la aparición de una importantísima aristocracia surgida gracias al florecimiento de las ciudades de la región. Así, en esa época, aparte del gran auge constructivo, destaca la importancia de los trovadores y la aparición de relevantes herejías, como la de los albigenses.




Inicial del trovador Bernat de Ventadorn
Inicial del trovador Bernat de Ventadorn (Biblioteca Nacional de París). Miniatura iluminada de un códice provenzal del siglo XII.