La escultura en las vías de penetración

Y es aquí cuando hay que destacar el Pórtico de la Gloria de Santiago como el único conjunto escultórico monumental que puede disputar la supremacía de belleza a las decoraciones estatuarias de la Cámara Santa de Oviedo. Así, después de una excursión por la vía de las peregrinaciones, se llega al término final: el templo del Apóstol, en Compostela. El llamado Pórtico de la Gloria es actualmente sólo la decoración interior de un nártex o pórtico con cuatro puertas. En su origen, el conjunto decorativo era doble, pues había también decoración en la pared de enfrente.
Éste primer paramento decorado fue destruido cuando se edificó la actual fachada barroca en el siglo XVIII, quedando sólo la parte interior del pórtico con la decoración románica. Tal como ha llegado hasta hoy, la obra que en cierto modo cierra todo este ciclo de escultura religiosa, resulta de difícil contemplación. Se le llama Pórtico de la Gloria porque en el luneto del arco central hay un relieve con la escena de la Gloria del Señor, rodeado de ángeles y de un friso semicircular con los 24 Ancianos del Apocalipsis, que tan a menudo hemos encontrado en la decoración escultórica románica en Francia.
Una inscripción grabada en el propio monumento da la fecha de esta asombrosa obra de escultura y el nombre del maestro insigne que la dirigió: en el año de la Encarnación del Señor 1188, en el día 1° de abril, fueron colocados por el maestro Mateo los dinteles de la puerta mayor de la iglesia de Santiago, que dirigió la obra de dichos portales desde sus cimientos. En el archivo de Santiago existe un documento del 1168 que atestigua que por entonces ya trabajaba el maestro Mateo en la obra, probablemente en la parte baja del pórtico, porque éste se encuentra sobre una cripta que sirve para ganar el desnivel del terreno por el lado de la plaza. La magnifica portalada no quedaría libre de andamios hasta 1211, en que se consagró la iglesia, pero ha de considerarse obra de fines del siglo XII.
Todo el trabajo responde al mismo estilo, y aunque se distinguen partes que no tienen la calidad de otras, predomina la inspiración del maestro director. No es un mosaico de diferentes estilos; la composición y el detalle del Pórtico de la Gloria tienen una homogeneidad que sólo puede resultar de una mente rectora, reconocida y admirada por sus colaboradores y discípulos. Se encuentran en el Pórtico de la Gloria perfección y serenidad clásicas; hasta se puede hablar de helenismo; tal es la perfecta proporción y elegancia de detalle. La obra está tallada en el granito más duro, que iba policromado, y aunque la policromía fue restaurada en el siglo XVII, se mantuvo al refrescarla la misma gama de colores.
Este asombroso conjunto está estilísticamente situado en la frontera entre lo románico y la derivación hacia la sensibilidad propia de lo gótico. Así, en el tiempo en que se labró el Pórtico de la Gloria, Compostela era una ciudad llena de entusiasmo artístico y religioso, rebosante de espíritu y en comunicación intelectual con los centros más avanzados de Occidente.
La policromía del Pórtico de la Gloria nos advierte que esta escuela hispánica escultórica iría acompañada de otra pictórica. Al igual que en Francia, la pintura mural románica en España ha llegado fragmentaria, y casi todo lo conservado de ella está en iglesias rurales de poca importancia. Son aquellas que, por no disponer de recursos, no fueron "limpiadas" y decoradas con los estilos de épocas posteriores. Sin embargo, los pocos fragmentos conservados de frescos románicos en Castilla, León y Galicia bastarían para asegurar que había composiciones mucho más importantes. En contraste con Cataluña, aquí poca pintura mural románica se ha conservado.
Más adelante se hará mención de lo más destacado, pero ya ahora hay que adelantar que uno de los mayores conjuntos monumentales de pintura decorativa románica se ha conservado en las bóvedas y los muros del panteón de los Reyes, en la colegiata de San Isidoro de León. Es una construcción imponente, de dramática solidez, dividida en seis tramos por gruesas columnas. Las seis bóvedas están decoradas con frescos, que deben de datar del reinado de Fernando II, a mediados del siglo XII.
Por ellos se aprecia lo que sería la pintura decorativa contemporánea de la "escultura de la peregrinación", y no ya en una iglesia rural, sino en una construcción monárquica, urbana y espléndida. Los asuntos, poco originales, son pasajes bíblicos: se los encontrará en las miniaturas característicamente hispánicas.
Otro foco bien característico de escultura románica española arcaica se centró a partir del siglo XI (sobre todo en sus últimas décadas), en la pequeña corte pirenaica aragonesa de Jaca. Las obras más destacadas de esta incipiente escuela de Aragón, que dentro de su ingenuo primitivismo sobresalen por su recio sabor, son los tímpanos de las portadas de San Pedro el Viejo, en Huesca, los capiteles, tan expresivos, que adornan su claustro, y los relieves y capiteles de San Juan de la Peña. Todas estas obras escultóricas denotan un enlace innegable con la escultura del Languedoc, de resabios clásicos, y la variada iconografía que muestran los capiteles de San Juan de la Peña y de San Pedro de Huesca es, muy probablemente, de origen tolosano.
Hay que referirse aquí a un monumento excepcional por su singularidad: el gran claustro anejo a la iglesia de San Juan de Duero, en Soria (templo que perteneció a la Orden Hospitalaria de San Juan), con su variedad de arcuaciones en sus lados, dos de ellos con arcos árabes de herradura cruzados, que sugieren una directa influencia, no hispanoárabe, sino más bien de formas propias del Próximo Oriente. Se mencionará también aquí algo de lo más importante del primer románico de Aragón y Navarra.
En Navarra, debe destacarse, asimismo, el monasterio de Leyre, la portada de Santa María la Real de Sangüesa, los restos románicos de la catedral de Pamplona, la iglesia circular de Eunate, la de San Miguel de Estella y la Colegiata de la misma ciudad; en Aragón, la catedral de Jaca, el conjunto imponente del Castillo de Loarre, con su iglesia, además de San Juan de la Peña y San Pedro el Viejo de Huesca.

Tímpano izquierdo de la Puerta de las Platerías
Tímpano izquierdo de la Puerta de las Platerías, en la catedral de Santiago de Compostela. Realizada por el maestro Mateo en el siglo XII, los relieves historiados representan la tentación de Cristo en el desierto y una leyenda de origen templario que muestra a una doncella semidesnuda llevando una calavera en el regazo.