La herencia otoniana en Alemania

Esta sucesión de tres cuadrados resulta muy perceptible en la nave central, a causa de que sus ángulos están señalados por pilares de sección cuadrada, mientras que sus lados están ocupados por columnas que sostienen los arcos. La alternancia de un pilar cada dos columnas parece inspirada en el ritmo dáctilo (-OO) de la poesía clásica latina.
Esta gran iglesia del abad Bernward fue imitada un siglo más tarde en la nueva iglesia de San Gotardo, del mismo Hildesheim, sólo que en ésta la giro-la de uno de los ábsides la forma una corona de columnas. Las dos iglesias de Hildesheim habían sido cubiertas con el techo plano tradicional; las vigas y las ménsulas estaban policromadas y los ábsides cubiertos de pinturas al fresco. Por desgracia, estos dos monumentos típicos del arte alemán han sido excesivamente restaurados durante el presente siglo, y los colores actuales desentonan en gran manera a causa de su brillantez exagerada. Las bóvedas faltaban en absoluto, a excepción de las pechinas del ábside y en la girola, y en ciertas partes de las naves laterales.
Del mismo modo que en este primer período del estilo románico alemán se repiten sin cesar los detalles del tipo de la basílica carolingia, así también hallamos todo un nuevo grupo de iglesias de planta concentrada, esto es, que puede inscribirse en un cuadrado o bien en un círculo. Son estas las formas monumentales que responden a la continuación del tipo de edificio característico de la época carolingia que no tenía la planta de basílica, como la iglesia de Teodulfo, en Germigny-des-Prés, y la capilla palatina de Aquisgrán (Aix-la-Chapelle), capital del Imperio. Ejemplo de la supervivencia de este tipo durante la época románica en Alemania es la pequeña iglesia de Schwarzreindorf, de planta cruciforme.
Pero las obras más importantes de la arquitectura románica alemana son las tres catedrales renanas de Spira, Maguncia y Worms. La catedral de Spira (Speyer) se comenzó con el plan de proporciones grandiosas que conserva hoy, en 1030 o poco después, por orden de Conrado II. Separan las naves laterales de la gran nave central doce poderosos pilares a cada lado, de los que sobresalen las medias cañas de columnas en que se apoyan los arcos torales. La cripta, que sirvió de panteón real, ocupa no sólo el ábside, sino también el subsuelo de la nave transversal o transepto.
El edificio quedó terminado hacia el año 1060. Cubierto primero de madera, fue cerrado con una bóveda de piedra, hacia 1090, por orden del emperador Enrique IV, y así subsistió hasta que, en las guerras con los franceses, durante el siglo XVII, el templo fue incendiado, quedando a consecuencia de ello muy poco de sus partes superiores. En su parte exterior, lo caracterizan unas grandes torres cuadradas que ocupan los extremos del transepto; sus muros de fachada se rematan con galerías o triforios exteriores que formar como una especie de coronamiento del edificio.
La catedral de Maguncia (Mainz) fue erigida en el siglo X por el obispo Willigis, pero se incendió el día de su consagración en 1009 y la reconstrucción de la obra, llevada a cabo en su mayor parte por el obispo Bardo (primera mitad del siglo XI), no se terminó hasta mediados del siglo XII, consiguiéndose que conservase su estructura original de tipo carolin-gio. Tiene la disposición típica de los dos ábsides afrontados, una alta torre octogonal en el crucero y cuatro torres más en los extremos de las naves, que producen un efecto de majestad y grandeza incomparables. Cuando murió Enrique IV, que también había sido el verdadero impulsor de la obra, un escritor contemporáneo se condolió de que el emperador no hubiese podido verla concluida, como había visto la de Spira.
La catedral de Worms tiene también el doble ábside, en los dos cruceros se levantan dos grandes linternas octogonales y, en los extremos de las naves, cuatro torres circulares. Su consagración debió de efectuarse en el año 1181, pero tiene la misma disposición de los pilares, la misma sobriedad en la decoración que las de Spira y Maguncia, lo que demuestra que los arquitectos románicos alemanes pensaban sobre todo en impresionar el ánimo por la complicación del organismo constructivo con torres y linternas que dan al conjunto del templo el aspecto exterior de un "Castillo de Dios".
No obstante, esta abundancia de torres produce confusión al exterior, y en el interior tampoco puede alabarse la disposición de los dos ábsides afrontados, que por su simetría causan monótono efecto. Las iglesias carecen realmente de fachada y hay que entrar en ellas por las puertas laterales, y una vez dentro, el espectador experimenta rara confusión, solicitado por los dos ábsides, ambos con su transepto, como si fuese cada uno de ellos el santuario.

Iglesia de Santa María del Capitolio
Iglesia de Santa María del Capitolio, en Colonia (Renania Septentrional-Westfalia). Fue consagrada en 1065 y su estilo influyó en la formación de la arquitectura románica en Renania. Posee una cabecera trilobulada como los monumentos antiguos de planta central y se parece a las construcciones del norte de Italia. La nave central está flanqueada por sólidas columnas de sección rectangular y tiene una alzada de dos niveles.

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