Los huecos para puertas y ventanas tienen forma trapezoidal. Las cubiertas eran de paja sobre estructura de madera sujeta a los muros. Los pavimentos, especialmente en los caminos, son de aparejo poligonal con gradas para salvar los desniveles; los puentes son colgantes, con cables de fibra de magüey o cabuya.
Los edificios más importantes son los templos, recintos rectangulares con una hilera de puertas en uno de los lados mayores y en el interior nichos u hornacinas.
En el centro, a fin de sostener la cubierta a dos aguas, se alza un muro o fila de columnas. Los palacios y edificios civiles se ordenan en torno a patios o “canchas”. Templos, palacios y casas se adaptan a la topografía del lugar, terminando a veces en muros curvos. Las fortalezas tienen muros dobles o triples, de planta dentada.
La tradición religiosa incaica mantuvo para los sitios de veneración la arquitectura rupestre de complicada simbología. En la mayoría de los lugares sagrados aparecen construcciones talladas en la roca en forma de asientos, cuevas, ventanillas y complicadas redes de desagüe. En los santuarios aparecen menhires aislados.
Las ciudades, por su trazado, pertenecen a dos categorías: aquellas que fueron evolucionando a través del tiempo, como Cuzco, y las que responden a una planificación, como Ollantaytambo, Machu-picchu, etc.

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