A partir del siglo VI, surgió en Ghana el reino de Kumbi Saleh, donde se construyó una fascinante mezquita de piedra alrededor del siglo X y fue una de las primeras en erigirse al sur del desierto del Sahara.
En la costa guineana siguió desarrollándose la cultura Ifé y su magnífico arte, prolongándose ambos hasta el presente. En torno al siglo IX, en la zona del curso bajo del Níger encontramos las muestras de bronces Igbo Ukwu, que han suscitado muchos interrogantes por el hecho que en la zona no se encuentra el cobre necesario para realizar la aleación de bronce.
La zona suroriental del continente continúa ofreciéndo durante el I milenio a.C. muestras de arte rupestre. Sin embargo a partir del siglo VIII, empieza a desarrollarse el comercio árabe en la costa oriental y prosperará de manera inaudita el mundo swahili. Entre los productos principales estaban el oro y el marfil, así como las primeras acuñaciones monetarias en cobre.
A partir del año 1000, las zonas más occidentales del continente empezaron a prosperar gracias al comercio transahariano. Se desarrollaron diversos imperios, entre los que destacan los de Malí y Songhai. Las muestras artísticas de este período consisten en objetos y figuras de terracota deliciosamente trabajadas, así como en tallas de madera que representan a divinidades de la cosmogonía Dogon.
La zona del golfo de Guinea y del río Níger siguió con su producción de excelentes figuritas de terracota así como de piezas de bronce que, seguramente, empezaron a exportar con el incipiente comercio.
En Africa suroriental surgió con fuerza el reino de Mapungubwe, en el río Limpopo. Esta zona era rica en oro y marfil y exportaron estos materiales al país swahili a cambio de cristal, telas y especias chinas. Los artistas mapungubwe fueron excelsos en el trabajo del metal, especialmente el oro, y entre sus piezas destacan los rinocerontes de plata sobredorada. Este emplazamiento fue abandonado con la aparición, en el siglo XIII, del Gran Zimbabwe.
Los restos arquitectónicos de la capital son impresionantes por sus dimensiones, y sus murallas alcanzan los 10 metros de altura. Parece ser que los zimbabwenses fueron mejores arquitectos que artesanos, pues no nos ha llegado ninguna muestra de arte excepto unos pájaros antropomorfos de piedra, que en el año 1980 fueron adoptados como símbolo nacional de Zimbabwe.
A partir del siglo XIII se desarrolló en la zona del río Níger el reino de Benin cuyas piezas metálicas son de gran importancia. En la misma zona se han conservado muestras artísticas de los Yoruba y sus diversas etnias. Entre el 1400 y 1600 lo más interesante de la parte occidental de África son las tallas de madera de los Dogon.
En este momento también en la zona del golfo de Guinea, debido a la llegada de los europeos y con el comercio intercontinental, surgirá el llamado arte afroportugués, que consiste en la elaboración de piezas africanas con temática europea, principalmente en marfil.
Después de esta breve historia de la evolución del arte africano, sólo cabe decir que la zona noroccidental del continente ha sido mucho más rica en muestras artísticas que el área suroriental. El arte africano es, por encima de todo, ritual, y su función no es la del arte por el arte, sino que participa íntimamente de la vida y de las creencias de los pueblos.
Sus técnicas no han evolucionado excesivamente desde los orígenes y se siguen empleando las más primitivas. Tampoco se han desarrollado sus formas, porque al participar de esta idea de ceremonia, ha de tener un significado estricto y no puede variar, porque el arte africano es mucho más que un objeto, es todo un mundo.
Hombre sentado (Galería Entwistle, Londres). Procedente de Mopti, en la región central de Malí, esta escultura de terracota data del año 1400 y representa a un hombre de edad madura, sentado con los brazos cruzados y apoyados en las rodillas, en una actitud pensativa.
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