Hasta el edicto de Constantino en el año 313 el arte cristiano se desarrolla en la clandestinidad, recluido en las pinturas de las catacumbas de Roma. Pero gracias al impulso constructor del emperador y sus sucesores, que adoptan esta religión como la propia del Imperio, el arte cristiano saldrá de las catacumbas romanas para expresarse plenamente, y no dependerá única y exclusivamente de la iniciativa de los emperadores, sino que importantes personalidades, como el obispo Ambrosio, quien será uno de los grandes impulsores de la arquitectura cristiana en Milán, coliderarán la nueva era que se abría. De este modo, aparte de los imponentes templos que se edifican, tanto la escultura como la pintura, y en especial el mosaico, conocerán un gran desarrollo, no sólo en Roma, sino también en África e Hispania, provincias en los que, como veremos, se producirán importantes manifestaciones artísticas durante el período que nos prestamos a recorrer.
Y paralelamente a esta eclosión del arte paleocristiano de Occidente, claramente influenciado por artistas llegados de Asia y Egipto, en la Roma oriental, desde las orillas del Ponto al Éufrates y desde las mesetas del Asia Menor hasta Egipto, el fervor artístico que allí se vivía preparaba el terreno para el esplendoroso arte cristiano que surgiría en Bizancio.

El arte de las catacumbas
Los primeros templos cristianos
El mosaico y la iconografía de la iglesia triunfante
Los sarcófagos y la esperanza de salvación
Artes industriales paleocristianas
El arte paleocristiano en España
¿Oriente u Occidente?
La arquitectuta en el desierto de Siria. Jerusalén y Alejandría
El arte copto
De secta perseguida a religión oficial
Gala Placidia y la importancia de Ravena
Mausoleo de Gala Placidia

 

Orfeo amansando a las fieras
Orfeo amansando a las fieras. Este fresco de la catacumba de Domitila en Roma ejemplifica la introducción de la iconografía mitológica en el arte paleocristiano.