El arte se convierte en filosofía, en religión, en esta gruta de Rouffignac, la gruta de los cien mamuts (en realidad 123). Dos descubrimientos recientes confirman este tema de génesis: en Ekain, veinte caballos aparecen encima de dos «bocas de la oscuridad» que conducen igualmente a las profundidades; en Tito Bustillo, grandes caballos y renos forman un vasto conjunto en torno a una boca semejante, desde la cual se oye el rugido del torrente subterráneo. Delfos nació de una grieta rocosa en las Fedriadas. Rouffignac se despliega sobre una sima subterránea. Para los magdalenienses, el mundo animal, mundo sagrado que les proporciona la subsistencia, nace de la tierra, una tierra con rostro de «Tierra-Madre».
Mientras los dibujos, grabados o pinturas, y los modelados o las esculturas de animales tienen expresamente una gran calidad estética (con un 15 % de obras maestras), en cambio, las representaciones humanas (de las cuales, el 63 % son asexuadas) son de una lastimosa torpeza. Los grabados antropomorfos de Rouffignac,»Adán y Eva», al igual que los de Les Combarelles o de Marsoulas, no pueden compararse con los grabados de animales vecinos. No pueden ser obra de la misma mano…
Igualmente, las figurillas, modeladas o esculpidas, conocidas con el nombre demasiado halagador de «Venus«, presentan ex profeso idénticas características: exageración en las formas, gruesas y abundantes, frecuente negligencia en los rasgos del rostro, los brazos y las piernas, como si la feminidad esencial se limitara a un cuerpo sobrecargado, deformado por las maternidades. En efecto, estas figurillas no son «bellezas», sino madres.
Desde el Extremo Occidente hasta la más lejana Asia, sin prejuzgar su área de origen, se las encuentra, tanto en la escuela del Périgord, como en la magdaleniense. Al parecer, su realización escapa a las inHuencias de las escuelas artísticas. Esta es la explicación de su mediocridad estética. El arte animalista, ligado a la economía de la caza, fundamental para el hombre, es un arte de escuela, un arte que sacerdotes, brujos y artistas enseñan en los santuarios colectivos de las grutas.
Los dibujos y estatuillas humanas femeninas (en un 99 %, en el caso de las estatuillas), son el resultado de un arte «doméstico», estrechamente ligado al hábitat. En una choza de Mezin, junto a la pared, varias estatuillas femeninas estaban clavadas en el suelo, a modo de guardianas del hogar, anunciando los iconos del futuro.. De Lespugue a Sireuil, de Tursac a Menton, de Dolni-Vistonice a Mezin, en Gargarino, Malta y en los confines del Baikal, se observa esta completa continuidad geográfica, con una misma estética.
Cuando los cambios climáticos y las nuevas economías provocan la desaparición, hacia el 10000, del arte naturalista de representaciones animales, ligado a las escuelas de arte y a la caza, continúan subsistiendo las estatuillas femeninas domésticas, porque la vida prosigue…

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