La diversidad en el románico italiano

Pero la mayoría de historiadores del arte están de acuerdo en que los templos románicos lombardos más ricos y suntuosos son San Zenón de Verona justamente famoso por la riqueza escultórica inigualada de su puerta de mármol-, y la catedral de Parma, cuya impresionante fachada del siglo XII equilibra hábilmente las dos horizontales de sus galerías de arcadas con la vertical formada por la superposición de la puerta, su tribuna y un gran óculo.
La superposición de triforios y galerías altas, característica de los constructores lombardos, mezclada con tradiciones clásicas del arte de construir más o menos predominante según las regiones, llega a constituir una especie de estilo románico italiano. Por ejemplo, el baptisterio de Parma, de planta octogonal, tiene arcos que constituyen el piso inferior o basamento; es una forma lombarda de decoración. Encima hay una serie de galerías con columnas que sostienen frisos horizontales, modo todavía clásico de subdividir los espacios. Interiormente, cada ángulo de octógono tiene un nicho, y así la planta se divide en dieciséis lados; más arriba reaparecen las galerías del exterior.
Otro ejemplo es la catedral de Ancona, en el Adriático. Su exterior corresponde completamente al arte de los constructores lombardos: las fachadas rematan con fajas de arquillos formando un friso, y los muros están divididos por fajas verticales como pilastras clásicas. La catedral de Ancona se levanta sobre una colina, dominando la ciudad y el puerto. Desde el pórtico, de mármol pardo de Istria, sostenido por dos leones, se ve el terso azul del Adriático cubierto de barcas de velas rojas. Su situación admirable da más valor al monumento, en sí algo pobre. El interior tiene una cubierta de madera policromada formando bóvedas, como la de la catedral de Aquileya y otros monumentos de los países germánicos.
En Liguria, además de las dos corrientes citadas -la constructiva lombarda y la de la escultura decorativa germánica-, adviértese la acción de Toscana. Por ejemplo, la catedral de Genova es una intersección de estas tres tendencias; las fajas de piedras de colores que la adornan son características de la primera época del arte toscano. En cambio, el claustro de San Lorenzo, de Génova, es obra puramente lombarda y tiene gran semejanza con los claustros que construyeron los maestros lombardos en Cataluña.
Señal de que iba a triunfar el elemento nacional, clásico, sobre los intrusos elementos lombardo y germánico, es el baptisterio de Florencia, edificio enigmático pero que puede calificarse de romano y seguramente fue iniciado antes del año 1000. Han desaparecido ya en este monumento los arcos decorativos y las fajas lisas, que de manera tan monótona se venían aplicando en otras regiones de Italia para acentuar las partes del edificio.
A principios del siglo XI, Pisa empieza a despertar y dar señales que auguran un feliz renacimiento de las artes, comenzando por la arquitectura. Pisa, como Siena, había sido un municipio romano; muchas esculturas antiguas se habían hallado en el recinto de sus murallas, pero, como Venecia, tuvo también Pisa el afán de coleccionar y reunir obras de arte, aun importándolas de lejos. Dentro de su cementerio se conservan estelas griegas que deben de encontrarse allí desde la Edad Media; la tradición suponía que en los sarcófagos romanos de este campo santo habían aprendido sus primeras lecciones los escultores del Renacimiento. Acerca de la cuestión de los orígenes de la escultura toscana del Renacimiento, ya se verá que ha cambiado la opinión; pero en arquitectura no cabe negar la maravillosa anticipación del arte pisano a todo lo demás que se producía en Italia por este tiempo.
El grupo de los grandes monumentos písanos es anterior a los de Florencia y Siena. En plena época románica, cuando los demás países occidentales estaban ocupados en el gran problema constructivo de sus bóvedas por arista, Pisa levanta su soberbia catedral de mármol atendiendo únicamente a la pureza de líneas, que parece clásica. Además, la rodea de otros bellos monumentos: su campanario inclinado y el baptisterio que servía también de cantona o sala de conciertos. A tales edificios se añadió después el claustro, destinado a cementerio. Estos cuatro edificios vecinos ocupan el espacio de una gran plaza, hoy desierta, como si el espíritu de los antiguos písanos se hubiera petrificado en aquellos mármoles, que, soberbios, han arrostrado, intactos, los cambios del gusto y la civilización.
La catedral, el edificio más antiguo y más importante del grupo, fue comenzada en 1060, acaso conun plan más modesto que el que tiene actualmente; pero creciendo siempre la República en poderío y riqueza, Pisa creyó que había llegado el momento de hacer algo más grande, que quedara como testimonio perdurable de su gloria. La ciudad no estaba entonces tan separada del mar como ahora; el Arno era navegable y los buques subían por el río hasta amarrar dentro de las murallas. Su comercio no era tan especializado como el de Venecia, que en esta época puede decirse que sólo navegaba hacia Oriente; los písanos tenían establecidas factorías en la costa de África y sostenían relaciones de toda índole con los demás pueblos del Mediterráneo occidental.


Baptisterio de Pisa
Baptisterio de Pisa, en la Toscana. Encomendada a Deotisalvi en 1153, la obra refleja su gusto por la escultura de la Roma clásica y por el estilo gótico francés. Se trata de un majestuoso edificio de planta circular, en el que destaca la utilización de mármol de Carrara. En el magnífico interior del baptisterio se encuentra una de las principales obras de Nicola Pisano: el pulpito, una construcción exagonal con una columna central y seis periféricas. Los relieves que lo decoran recuerdan los sarcófagos romanos y las arcadas lobuladas anticipan el gótico.

Continua >>>