Con ocasión de la exposición «Cubismo, Una irrupción artística en Europa 1906-1926» escribió Irina Wakar: «El cubismo es sobre todo un producto de la cultura urbana. En la pintura cubista, la ciudad es a la vez cuadro y motivo de una reorganización del espacio».
A diferencia de los expresionistas y de los futuristas, los pintores cubistas no sometieron el motivo pictórico «ciudad» a ninguna valoración.
Como una naturaleza muerta, un retrato, un paisaje o un desnudo, la ciudad es un objeto pictórico que permitía a los artistas explorar la variedad de la perspectiva de las formas y de los volúmenes e investigar las posibilidades de representación y de percepción.
Juan Gris pintó Casas de París (Maisons á París) en una época en la que, a pesar de estar cerca de Picasso en el espacio, todavía acusaba la influencia de la obra de Cézanne.
El español Gris, que en realidad se llamaba José Victoriano González, había llegado a París en 1906 tras haber cursado estudios de pintura y artes gráficas en Madrid. Tenía diecinueve años cuando entró en contacto con Pablo Picasso, cuyo estudio era contiguo al suyo. En 1913 era ya uno de los pintores representados por Kahnweiler.
Kahnweiler se encontró con Gris varias veces en sus visitas al estudio de Picasso. En tales ocasiones no dejaba de contemplar la obra de Gris, que por aquella época todavía no era cubista. Su presencia en el Salón de los Independientes de 1912 le convenció plenamente y en octubre del mismo año, Kahnweiler propuso a Juan Gris un contrato en exclusiva que acabó firmándose en febrero de 1913.
Posteriormente escribió Kahnweiler: «Como estaba convencido de haber descubierto a un pintor destacado en aquel artista cuya evolución venía siguiendo desde hacía tiempo, en el invierno del mismo año llegué con él al acuerdo de comprarle toda su producción futura y también las obras existentes en su estudio».
Gris se concentró en el contraste de pocos y muy matizados valores cromáticos. Su cuadro Casas de París puede servir de ejemplo en este sentido. Gris no procedía intuitivamente, sino que buscaba una regularidad en su arte. En sus primeras obras de entre 1911 y 1912, anticipaba hallazgos formales estilísticos del cubismo sintético posterior, como señala Kahnweiler en su extensa monografía sobre el pintor.
Desarrollando sus teorías, en su artículo Chez les cubistes (Con los cubistas), publicado en 1925 en Bulletin de la Vie Arfistique, Gris escribió: «¿El cubismo? Como no lo he asumido de una manera consciente tras una reflexión madura, sino que he actuado de acuerdo con un espíritu determinado que me ha impulsado en esta dirección, no he reflexionado sobre sus causas y sus características como alguien que lo observa desde fuera y lo estudia antes de aceptarlo.
Hoy sé que inicialmente el cubismo no fue más que una manera nueva de representar el mundo […] Creo que al principio el cubismo fue un análisis que no tenía que ver con la pintura más que la descripción de los fenómenos físicos con la física. Pero ahora, cuando la técnica pictórica ha impuesto una medida a todos los elementos de la llamada estética cubista y el antiguo análisis ha dado paso a la síntesis en virtud de la representación de las relaciones existentes entre los mismos objetos, este reproche está fuera de lugar, Si lo que se llamaba cubismo era sólo un aspecto concreto, el cubismo desaparece cuando es una estética y se funde con la pintura».
