Arretina, el moderno Arezzo, dio su nombre a la cerámica arretina que fue la más famosa, la más lograda técnicamente y la más fina de las cerámicas romanas de brillo rojo. La belleza y el cuidado del acabado de las vasijas revelan una excelente artesanía.
Alrededor del 30 a.C. la industria se desarrolló muy rápidamente y permaneció durante aproximadamente 100 años. La primera cerámica arretina parece indicar que la realizaron ceramistas griegos, pues las vasijas están cocidas en negro utilizando la técnica de reducción griega.
Más tarde las vasijas se cocieron en rojo, bien sea porque el proceso era más sencillo, o porque la demanda prefería el rojo sobre la cerámica negra. La primitiva decoración arretina estaba bien equilibrada, con agrupaciones sensitivas cíe figuras de origen helenístico, como ménades, sátiros y faunos. Se utilizaron coronas de laurel, máscaras, rollos de pergamino, manojos de frutas y flores, pájaros, cupidos y mariposas.
La decoración en relieve de los objetos metálicos, a menudo fue copiada directamente por los ceramistas, especialmente a partir del trabajo de los plateros. La finura de la técnica de la incisión sobre los moldes permitió una calidad de detalles que quizás estimuló la notable decoración naturalista.