W. H. Stewart, millonario establecido en París, fue uno de los grandes coleccionistas de la pintura de Mariano Fortuny, llegando a reunir una treintena de sus obras. Esta en concreto, una de las primeras creaciones del catalán que el coleccionista adquirió, fue realizada entre los meses de marzo y mayo de 1869.
Stewart, después de comprar la pieza de Fortuny a Adolphe Goupil, quedó tan impresionando con su estilo que quiso conocer a su autor, hecho por el cual se desplazó hasta Roma.
Calle de Tánger formó parte de la sala especial dedicada al artista en la Exposición Universal de París de 1878. Finalmente, en 1898, la pintura fue subastada y adjudicada por 5.000 dólares de la época.
El escenario de esta pintura es, como indica el título, una calle de Tánger, ciudad que Fortuny visitó por primera vez en 1862, durante su segundo viaje a Marruecos. Siguiendo un esquema ya habitual en él, situó los protagonistas de la escena recortándose ante el muro de un edificio. La callejuela, mostrada en una osada perspectiva, más los efectos de luz y de sombra, otorgan a esta obra una gran profundidad.
El dibujo exhibido por Fortuny es difícilmente superable, al igual que su pincelada rápida y descriptiva, que capta todos los detalles necesarios.
El personaje principal que aparece en pie no es otro que el pintor francés Henri Regnault que, altamente impresionado por las acuarelas de Fortuny, no dudó en referirse a él como el maestro de toda su generación.
Acuarela, 38,2 x 50,8cm.
Washington, The Corcoran Gallery of Art, Colección William A. Clark.
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