En las comarcas de Oriente ocupadas por los árabes éstos aprendieron mucho de los estilos de arquitectura y decoración tradicionales de aquellas regiones. Lo mismo debió de suceder en España.
En los primeros edificios construidos por los árabes en la península Ibérica, no sólo se aprovecharon de los materiales, sino también de las enseñanzas de los constructores visigodos, que habían dejado un buen número de edificaciones repartidas por todo el territorio peninsular.
Es seguro que el arco de herradura, tan característico de los monumentos árabes de las tierras mediterráneas, lo encontraron ya los musulmanes en España en los edificios de la época visigoda que se conservaban intactos. Porque, si bien en los primeros monumentos árabes de Egipto predomina ya el arco peraltado y hasta hay algunos ejemplos de arco de herradura, éste es apuntado, mientras que en España, donde los árabes lo emplearon con preferencia, el arco de herradura es circular.
De este modo, la mezquita de Córdoba es, sin lugar a dudas, la obra capital del estilo árabe español de los primeros siglos después de la invasión. Está llena de gran cantidad de relieves, frisos y capiteles de viejos edificios visigodos, que los conquistadores desmontaron seguramente para construir «la casa de oración»de la capital del califato.
Por otro lado, la importancia de esta imponente construcción que es la mezquita de Córdoba no reside únicamente en el hecho de que se trata de una de las grandes construcciones del Imperio islámico.
Vale la pena señalar que la mezquita tuvo gran influencia en las construcciones que llevaron a cabo los musulmanes en otros territorios de su gran imperio. Así, la forma del arco que pasa del medio punto, rasgo tan característico de este edificación, se extendió después al norte de África, que dependía de los califas de Córdoba, y ha continuado usándose en las construcciones modernas de Marruecos, Túnez y Argelia.
En los primeros años de la ocupación musulmana consta que los árabes aprovecharon, como ya se ha señalado, los monumentos visigodos existentes en el país, pero no sólo lo hicieron para los servicios de administración, sino que también los emplearon para el culto; en algunos lugares la vieja catedral fue transformada en mezquita, en otros se reservó una mitad para los cristianos.